Nuevamente Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil, hizo noticia. Con un silencioso operativo que se conoció cuando este se puso en marcha, la noche del miércoles, el líder de la ciudad más poblada del país volvió a desafiar al Gobierno. Habló de la libertad, de la gratitud del guayaquileño, del derecho a hacer oposición, de la unidad del socialcristianismo…
Fue un discurso cívico, cuyos conceptos centrales ya se han escuchado en las aglomeraciones que Nebot suele convocar, una o dos veces al año, desde que Lucio Gutiérrez era presidente.
La del jueves por la mañana tuvo ese formato. Nebot impuso por la fuerza, la colocación de un monumento provisional al ex presidente y alcalde León Febres Cordero, pese a que hay una resolución judicial, polémica por cierto. Para el Gobierno, la zona del monumento, La Planchada del Barrio Las Peñas, es sitio patrimonial y la estatua inicial, que sigue retenida en la Aduana, alteraba e l paisaje urbanístico.
El alcalde Nebot, político de larga data y nada ingenuo, dijo que los ‘peros’ del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INCP), y las manifestaciones del grupo quiteño Diabluma buscaban impedir el reconocimiento un modelo de gestión que Febres Cordero inauguró.
Así, la pelea por el busto del ex Mandatario fue la agenda que Nebot priorizó en los días en que el mundo rechazaba la condena contra El Universo y cuando los grupos indígenas anunciaban sus marchas desde Zamora.
El jueves, el Alcalde colocó un obelisco, distinto al monumento inicial. Movilizó a sus seguidores y cerró por horas el Cabildo, precisamente en días en que la opinión pública ha cuestionado el recurso burocrático que el Gobierno inyecta en sus contramarchas y la presión a la Justicia.
Tras la instalación del obelisco, el INPC realizará una denuncia penal por supuesto daño de patrimonio. Esteban Delgado, su director regional, explicó que la Fiscalía deberá investigar a autores, cómplices y encubridores.
El funcionario recordó que grupos afines al Cabildo porteño agredieron a personal del INPC y a miembros de Diabluma, días atrás, en la audiencia por la acción de protección contra el monumento. “Es vox pópuli que Nebot estuvo peleado con Febres Cordero en los últimos años”, dijo Delgado. A su juicio, la coyuntura del monumento la usó para revitalizar una organización política que ha estado maltrecha. “Ahora están con miras electorales y han quedado claramente ellos como agresores del patrimonio”.
De hecho, la colocación del obelisco coincidió con la presentación de las firmas para inscribir al PSC como partido y a Madera de Guerrero como movimiento provincia. En ese intento por reunificar al socialcristianismo, alrededor de su liderazgo, Nebot paralizó la administración municipal, movilizó a los empleados y caotizó el tránsito. Su estrategia también fue para demostrar al Gobierno que él manda en Guayaquil, así sus concentraciones solo sean de vez en cuando.