Siguen escuchándose las lecturas políticas cicateras sobre los votos por el No. Esta vez es el Gobernador del Guayas quien dice que los resultados en las provincias donde perdió el Sí se deben a que la oposición se atribuyó las obras del Gobierno. De su lado, el presidente Rafael Correa insiste en que fueron los medios los que se encargaron de distorsionar su imagen.
Si el análisis de las razones para haber perdido espacio son tan simples, también simples son las soluciones: hacer más obras y promoverlas más, y profundizar el discurso político contra los medios. No hay la mínima generosidad para admitir la posibilidad de un voto reflexivo o de advertencia, o para aceptar el peso del legítimo voto de disenso.
El Gobierno se ha especializado en producir hechos y crear percepciones; en varios momentos le ha servido para revertir situaciones adversas, y se entiende que haya la tentación de volver a usarla frente a la consulta popular y a la salida en falso para celebrar unos resultados en función de un ‘exit poll’ erróneo.
Pero en la realidad hay sectores de la difusa oposición que intentarán exacerbar las debilidades gubernamentales en determinadas provincias, así un escenario legislativo más complejo y fragmentado que el de hace unos meses. Excepto que se recurra a la legislación a través del veto ejecutivo, es probable que el Gobierno tenga dificultades para imponer leyes derivadas de las preguntas de la consulta, en especial las que tuvieron poco margen, como la 9.
A la luz de las cifras, por ahora no suenan convincentes escenarios dramáticos como la muerte cruzada. Y la teoría de “quien no está conmigo está contra mí” tiene poca cabida.