Entrevista a Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano.
¿Cuál es su lectura del momento político que está viviendo Ecuador?
El presidente Correa y su partido dominan el escenario, pero están surgiendo algunas diferencias y tensiones con la oposición y al interior de Alianza País. Es una situación política más complicada que antes para Correa, aunque él sigue siendo muy popular.
¿Y en el contexto regional?
Es percibido como un país que tiene cierta afinidad con Venezuela, pero que también está buscando su propio camino. La visita de la secretaria de Estado Hillary Clinton mostró que hay una política de apertura de los dos países. Está visto como un socio de la Alba pero con una agenda que busca diversificar sus relaciones.
¿Qué se está pensando en Washington de la Ley de Comunicación que se está analizando en Ecuador?
Es un tema inquietante. El Gobierno ha tenido una actitud de enfrentamiento con el viejo orden político y los medios son un blanco fácil para quienes detentan el poder y de esa crítica se sale con algunos réditos políticos.
¿Se puede hablar de que en Ecuador hay un deterioro de la libertad de expresión?
Como ha señalado la relatora de Libertad de Expresión, Catalina Botero, hay preocupaciones en ese tema. El informe que hizo el Diálogo Interamericano con relación a México y Colombia está vinculado a las amenazas físicas a los periodistas por el crimen organizado y el narcotráfico, ese no es el caso de Ecuador, allá lo que más preocupa son las leyes de desacato y difamación, que son muy comunes en varios países, pero la tendencia es no utilizarlas, Ecuador va en sentido contrario.
¿Ecuador se está pareciendo más a Venezuela en el tema de libertad de expresión?
En Venezuela hay otros problemas, su Constitución habla de información veraz. Los periodistas deben hacer todo lo posible para informar con la verdad, pero los medios tienen derecho de equivocarse. Esto no quiere decir que en Caracas o en Quito no hay medios críticos al Gobierno, sí los hay. No son Cuba, un país donde el caso es extremo.
En EE.UU. también hay ciertos problemas de libertad de información. Hay periodistas vedados de cubrir la base de Guantánamo. ¿Se está frente a un problema generalizado?
En el tema de libertad de expresión no hay una situación ideal. Hay que decir que hay circunstancias legítimas para poner límites a la libertad de expresión, por asuntos de seguridad nacional, pero pienso que deberían dejar informar lo que pasa en Guantánamo. En el caso de Venezuela y Ecuador, lo que preocupa es que están construyendo un marco jurídico que limita la libertad de expresión, mientras se concentra el poder en el Ejecutivo.
¿Qué opinión tiene de la intervención de Ecuador para aplazar, hasta hacer consultas, la cita de la OEA pedida por Colombia para analizar la supuesta presencia de las FARC en Venezuela?
Fue claro que Venezuela no quería esta reunión. Tal vez hubo cierta presión para evitarla, porque Caracas niega que haya un problema. Ecuador intentó aplazar esa cita y ya sabemos en qué desencadenaron esos hechos.
¿Esa acción es una evidencia de que Ecuador está más cercano a Venezuela?
No es así. Se reunieron con Clinton y hablaron de cooperación. Fernando Cordero vino aquí y encontró todas las puertas abiertas, lo que demuestra es que en ciertos temas en la OEA cierra filas con Venezuela y otros están buscando estrechar relaciones con Washington y con otros países. Hablando del caso del pedido de Colombia a la OEA me parece que Ecuador, por solidaridad, quería coordinar acciones.
¿Cómo puede Ecuador ser parte activa en la mejoría de las relaciones entre los tres países cuando hay de por medio sospecha y desconfianza entre ellos?
Todo parece indicar que la guerrilla utiliza como refugio el territorio de Venezuela. La respuesta de Quito y Caracas es que es un conflicto colombiano. Ecuador da la impresión de que en algo tolera a la guerrilla, aunque también ha mostrado su oposición a la presencia de campamentos en el país, pero eso no es suficiente. Es un drama colombiano pero necesita apoyo de los vecinos. Con la asistencia de Brasil, Argentina y del mismo Ecuador se puede superar este nuevo ‘impasse’.
¿Estamos frente a un momento de alta tensión entre Colombia, Venezuela y Ecuador?
Sí. Han llegado a un nivel alto que ha obligado a una reunión de Unasur hoy en Quito; es de esperar que allí bajen las tensiones y el conflicto no se salga de las manos porque con eso nadie gana. Lo que hizo Uribe en la OEA provocó una reacción fuerte y predecible del presidente Chávez.
¿Y el rol de Washington en este escenario?
EE.UU. debe ser discreto y apoyar cualquier esfuerzo para verificar la información que presentó Colombia ante la OEA. Si es cierto que hay 1 500 guerrilleros en territorio venezolano hay que tomar en serio y manejarlo en un marco diplomático multilateral. EE.UU. se mantiene con bajo perfil, pero de manera clara, puede apoyar ese esfuerzo.