Es muy probable que haya una degradación de las relaciones entre el Reino Unido y Ecuador, como consecuencia del asilo concedido a Julián Assange por parte del Gobierno del presidente Rafael Correa. Eso a pesar de que el otorgamiento del asilo es una prerrogativa soberana de los Estados.
Aunque no hay duda que el caso de Assange puede tener un trasfondo político, el previsible deterioro de los vínculos bilaterales no sería tan grave como para desgastar al máximo, por ejemplo, las relaciones de Ecuador con la Unión Europea (UE). Pero sí se debiera esperar un cambio en el clima político.
Tradicionalmente, el Reino Unido no ha dado mucha atención a América Latina. Y, en particular, su política exterior no concede importancia a los países andinos como Ecuador. No pasa lo mismo con la UE, que en conjunto sí se ha interesado por la Región Andina, por ejemplo, para la firma de acuerdos comerciales. En ese sentido, sí pudiera haber una retaliación por parte del Reino Unido para poner freno a un acuerdo comercial entre el bloque europeo y Ecuador. Esa puede ser una primera consecuencia.
En el continente americano, el Reino Unido tiene otros intereses y en el primer lugar se halla Estados Unidos su aliado incondicional. El trasfondo político es diferente con Argentina, por el litigio histórico que involucra a las islas Malvinas. Y también con Chile porque, en un momento dado, el Reino Unido sí concedió asilo al general Augusto Pinochet, cuando era pedido en extradición por gestión del juez español Baltasar Garzón.
Pero el caso de Assange es diferente porque el asilo no se ha otorgado a un criminal de guerra, a un genocida, un dictador.
Lo que sí es necesario considerar es que Julián Assange no es tan importante para los británicos. Para Estados Unidos puede ser trascendental el tema, pero eso dependerá de lo que el fundador de Wikileaks haga en Ecuador o en la Embajada. En principio, por su calidad de asilado, debería tener un perfil bajo.