La configuración de la Asamblea Nacional para los siguientes cuatro años cambió radicalmente, en relación con los dos períodos anteriores. Cinco bancadas concentran el 90% de los escaños, pero de forma individual tendrán que obtener mayorías móviles para llevar adelante los proyectos de ley pendientes.
Una mayoría móvil se da cuando un grupo de partidos se unen para la aprobación de proyectos puntuales.
La bancada correísta, ahora como Unes, es la que más curules tiene: 49, pero su presencia cayó considerablemente respecto al 2013-2017, período en que tuvo 98 de los 137 legisladores (71,5%), como Alianza País (AP).
El bloque indigenista Pachakutik, en cambio, solo y a través de alianzas alcanzó 27 escaños, el número más alto que ha alcanzado desde 2013. Esto lo ubica como el segundo movimiento más importante del Legislativo con su huella en 16 provincias. Además, tres legisladores son nacionales y uno de la circunscripción de EE.UU. y Canadá.
La Izquierda Democrática (ID) es la que más sorprende, pues su presencia ha sido mínima en ocho años seguidos y ahora cuenta con 18 asambleístas, dos de ellos nacionales y 16 provinciales.
Los socialcristianos como bancada y junto a Madera de Guerrero también han logrado tener un crecimiento al obtener un total de 17 curules con representación en 10 provincias, principalmente de la Costa, y uno a escala nacional.
Creo, el bloque del presidente Guillermo Lasso, tuvo una considerable caída, al pasar de 31 legisladores en el 2017-2021 a 12 en la actual Asamblea.
Sin embargo, a través de la bancada denominada Acuerdo Nacional (BAN) junto con legisladores independientes, Creo tendría la posibilidad de posicionarse en un tercer lugar, antes que la ID, pues así suma 24 curules.
Para el politólogo Arturo Moscoso, el cambio de método de asignación de escaños D’Hondt a Webster y el liderazgo de excandidatos presidenciales Yaku Pérez (PK) y Xavier Hervas (ID), quienes obtuvieron la tercera y cuarta mayor votación en la primera vuelta presidencial, influyó en la composición actual.
Si la fórmula no habría cambiado, Moscoso calcula que Unes habría logrado cerca de 60 legisladores y habría conseguido mayoría absoluta con el PSC, y las agrupaciones que obtuvieron un solo asambleístas no habrían tenido cabida.
Además, señala que Unes se vio afectada por la falta de su líder, Rafael Correa.
En relación a la situación de Creo, el politólogo Giussepe Cabrera sostiene que se debe a dos factores: la votación obtenida por Guillermo Lasso, quien tuvo casi 10 puntos menos que en 2017 (28 vs 19.7) y no logró arrastre suficiente para sus asambleístas. El segundo factor fue la decisión del movimiento de ir en listas separadas con aliados como el PSC.
“Cuando en 2017 hicieron alianzas: las dos más importantes con Suma y Juntos Podemos, además de muchos movimientos locales, fueron en listas unidas. Ahora al ir en listas separadas se dispersa el voto, y eso provocó, por ejemplo, que Tungurahua pase de tener dos legisladores a no tener representación ahora”.
Con la nueva configuración de fuerzas políticas, el arranque de la nueva Asamblea se dio entre tropiezos. La elección de las autoridades se dio un día después de lo previsto, y la conformación de las comisiones legislativas quedó lista una semana después.
Las resoluciones se dieron con la ajustada mayoría de 70 asambleístas de Creo, Izquierda Democrática (ID), Pachakutik y los independientes.
Para la directora de Participación Ciudadana, Ruth Hidalgo, tres semanas resultan insuficientes para proyectar cuál será la tónica del Parlamento Nacional.
Sin embargo, dice que lo que resta es ver un ejercicio interno de consensos formal que deberá liderar la presidenta, Guadalupe Llori (PK), para armar una hoja de ruta para que los ciudadanos sepan “hacia dónde va la Asamblea”.
El hecho de que en menos de un mes la ID perdiera dos asambleístas, el PSC otros dos y Pachakutik uno, para volverse independientes, es algo que no sorprende a Hidalgo, pues señala que es común en la política ecuatoriana.
La experta enfatiza que el independiente “es un problema en términos democráticos porque no responde a nadie y esto le hace presa fácil de ofrecimientos, y pierde consistencia ideológica”.
Para los analistas, no es claro el nivel de liderazgo de cada bancada, que no garantiza su cohesión. En Pachakutik, además de Llori, su figura más visible es Salvador Quishpe, pero ya no está Yaku Pérez. Los correístas seguirán sin Correa. Todo apunta, dicen, a que pronto habrá un desgrane en estos partidos.