El expresidente Lucio Gutiérrez recuerda los 10 de su salida del poder en las oficinas de Sociedad Patriótica. Foto: EL COMERCIO
El 20 de abril del 2005 a eso de las 13:00, el entonces Primer Mandatario Lucio Gutiérrez se sentía más solo que nunca.
Hoy, 10 años después, a esa misma hora, apareció rodeado de su hermano Gilmar y cercanos como Patricio Zuquilanda, su excanciller; Fernando Balda, exlegislador, y otros partidarios.
“Me quitaron edecán, seguridad presidencial y me lanzaron a un helicóptero”, recuerda. Fueron sus últimas horas como Presidente de la República, momentos previos a su caída.
Aunque él hasta hoy no le concede tanta importancia al denominado movimiento de los forajidos. Este lunes 20 de abril del 2015, en la sede del Partido Sociedad Patriótica (PSP), ubicada en la Bélgica y av. 6 de Diciembre, en el norte de la ciudad, no ha dejado de extender la mano para recibir un apretón, tampoco de contestar llamadas y mensajes de whatsapp. Sus cercanos dicen que parece un adolescente por la rapidez con la que contesta textos escritos de celular. A las 14:00 cayó un aguacero en la ciudad, con rayos y truenos, que no les permitió salir a almorzar en un restaurante. Similar a la lluvia de aquel 20 de abril que, a manera de epílogo, selló una semana de dramáticas marchas políticas.
A las 14:30 de este lunes aún conversaba con cercanos en la oficina principal. Detrás del escritorio Lucio aparece en un cuadro, con la banda presidencial. En el fondo, en la salita, un collage con varias imágenes cubre toda la pared. Está él en la rebelión del 21 de enero del 2000; levanta su brazo junto al de Antonio Vargas, en la época era el titular de la Conaie. Como coronel activo integró el triunvirato que derrocó a Jamil Mahuad. Otra foto deja ver al candidato presidencial, en campaña; también como presidente elegido estrecha la mano con el expresidente de Estados Unidos, George Bush. También se observa un cartel en el que se lee ‘Libertad para Lucio’, que recuerda su paso por el expenal García Moreno. En una de las tomas más recientes está junto a su hermano Gilmar, presidente de Sociedad Patriótica. Abrazados forman con sus dedos el número tres de su partido.
A 10 diez años de haber dejado la Presidencia, Gutiérrez está concentrado en reestructurar su movimiento político. De jueves a domingo recorre el país. Y en el segundo piso de la sede se construye un auditorio, próximamente contarán con un completo departamento de comunicación, que les permitirá tener una especie de canal de televisión. Los videos con las actividades y entrevistas se difundirán a través de las redes sociales.
De inmediato vuelven los recuerdos. “¿Cómo puede aterrizar un helicóptero en la terraza del Palacio de Carondelet si está lleno de antenas y cables?” Él les preguntó a los militares que le dijeron que debían sacarlo de ahí por su seguridad, hace 10 años.
Su rostro muestra malestar cuando repite lo que le respondieron: “que días antes se había sacado todo eso, para que fuera posible que llegue el helicóptero”. Eso le hace ratificar su tesis del complot para el golpe de Estado.
En un programa de televisión, presentado en estos días, uno de los ‘militares golpistas’, según él, mencionó que “me llevaron a la fuerza de Carondelet. Dijo que por mi seguridad. Pero ¿por qué me llevaron al Aeropuerto Mariscal Sucre y no a una base militar?”, afirma Gutiérrez, quien espera que el Fiscal General de la Nación investigue los hechos ocurridos.
Diez años después aseguran que Sociedad Patriótica, pese a los dos últimos traspiés electorales, está más fortalecida que nunca. “Quiero ver si 10 años después de esta pesadilla del Correato permanecerá esa agrupación política amorfa llamada Alianza País”. Él sostiene que en sus recorridos la gente le dice: “Con Lucio estábamos mejor, se le podía criticar, no había miedo”.
Zuquilanda, exministro de Relaciones Exteriores, aún lo llama “El Presidente”. Igual sus demás seguidores. Él cuenta que cuando caminan por calles principales o secundarias, por ejemplo de Guayaquil, las personas le piden detenerse. Le ofrecen comida, le saludan, le piden salvarles y lo más común: le solicitan que les permita tomarse una foto con ellos. Ocurre en todo el país, comentan.
Según Zuquilanda, hace unas semanas, un par de señoras en el aeropuerto, querían tener una foto con Lucio. Y por eso, una de ellas se puso nerviosa y se le cayó y se le rompió un tarro de café.
“Testigo de este hecho fue el alcalde Mauricio Rodas. Él pasaba por ahí”, acota Zuquilanda, quien comenta que siempre le recomienda tener cuidado. Pero él se resiste a no cumplir el pedido de la gente, que quiere un recuerdo con él. “Tiene fotos con tantos presidentes del mundo, pero también con la ciudadanía. Él es un patriota, que está para servir. Por eso le puso Sociedad Patriótica al partido. Es un grupo de gente honorable, formado por patriotas, un partido popular que resiste cañonazos y ataques día a día”.
Lucio no deja de hablar de lo que fue su Gobierno, de sus logros: récord de la disminución anual de la pobreza de toda la historia; la mayor inversión privada… También de que el expresidente Hugo Chávez quiso que él implantara un gobierno totalitario.
Nelson Verdezoto, de 43 años, es directivo de una de las parroquias de Santo Domingo de los Tsáchilas. Cuando “el Presidente”, como él lo llama, no lo mira, él le hace fotos. Este 20 de abril no ha dejado de grabar videos de sus entrevistas con periodistas. “El día que se cayó, yo me uní a Sociedad Patriótica”, sostiene. Reina López, de 49 años, es la directora de la Red de Profesionales del partido. Ella es una farmacéutica, que llegó a Sociedad Patriótica en el 2008. Repite incansablemente que Lucio Gutiérrez debe volver a la presidencia. Él le responde que no. Quiere reestructurar el movimiento, pero no está interesado en más cargos. Le interesa impulsar la unidad entre las fuerzas de la oposición, dice.
“Mi familia quiere que yo esté en la casa, pero también desea que siga luchando”. Eso dice respeto a la posición de su esposa y sus dos hijas sobre su actividad política. ¿De qué vive Lucio? De su sueldo como militar retirado, de su ingreso como expresidente, además tiene cuatro departamentos en Quito. Apunta que su patrimonio se ha reducido en el 50% ya que hasta el 2000 tenía ocho departamentos, anotados en el Registro de la Propiedad.
También tiene una finca agrícola, ganadera, con un espacio para la piscicultura, donde cultiva tilapias, en El Tena, su tierra, en donde vive su padre y sus hermanos. Cuando tiene tiempo asesora en preparación física o como ingeniero civil. “Cuando tengo problemas económicos me ayuda Ximenita, que tiene un centro de reducción de peso”, señala y sonríe.
Según Gutiérrez, su familia tiene sentimientos encontrados sobre su permanencia en la política. Es lo que vivieron la noche del 20 de enero del 2000, cuando les comunicó lo que haría el 21 de enero del 2000, contra “el Gobierno y los banqueros”. “Apoyaron mi decisión cívica y patriótica”, señala. Pide un café. Se prepara para más entrevistas.
Otra vez recuerda que 10 años atrás, entre las 14:00 y 17:00 vivió horas de tensión. “Me conducieron a la terraza del Palacio de Carondelet. Les dije generales son unos ilusos, allá hay varios obstáculos, hacían imposible que un helicóptero pudiera posarse. Todo eso se retiró la semana anterior. Les dije traidores, complotados. Estaba solo, le pedí al piloto llevarme a Babahoyo, Riobamba, Portoviejo, El Tena… Me dijo que la orden era llevarme al Aeropuerto Mariscal Sucre. Me sacaron a la fuerza. Jamás quise huir”.