Lenín Moreno y Guillermo Lasso atrajeron el voto emotivo

El oficialista Lenín Moreno y el opositor Guillermo Lasso lideran las elecciones en Ecuador, según los resultados parciales del CNE este 19 de febrero del 2017. Fotos: Julio Estrella y Mario Faustos/ EL COMERCIO

Hasta la madrugada del 20 de febrero, la tendencia electoral daba a Lenín Moreno, de Alianza País (AP); y Guillermo Lasso, del movimiento Creo, el mayor respaldo popular en las urnas, tras los comicios generales.
Se ratificaba así lo que la mayoría de las últimas encuestas privadas pronosticaron antes del silencio electoral, el 8 de febrero pasado, en relación con las figuras con más intención de voto de entre los ocho postulantes a la Presidencia.
Para Natalia Sierra, socióloga y docente de la Universidad Católica, Moreno logró cosechar lo que denomina voto “gratitud”. Es decir, el que la gente dio a un Gobierno por lo que ha hecho en estos últimos 10 años. Principalmente en cuanto a infraestructura vial, en el frente de educación, salud y bienestar social.
“Hay que reconocer que este Gobierno hizo una redistribución del ingreso, lo que tuvo un efecto en los sectores populares y más necesitamos del país. En especial cuando el petróleo estuvo con precios altos, los primeros años. Hubo una política asistencialista”.
De ahí que considera que no necesariamente el voto duro de A.
País fue para la candidatura de Moreno, sino para lo que él representa; el proyecto político denominado revolución ciudadana.
Lasso, en cambio, pudo captar el voto “rechazo”, según Sierra. Precisamente el de las personas que no comulgan con la idea de continuar con el actual Gobierno, por diferentes razones y esperan que se dé un cambio.
Fue fundamental que el presidenciable de Creo se haya posicionado desde antes de los comicios como la figura “más fuerte” de entre todos los de la oposición que podía llegar a una segunda vuelta electoral.
En ambos casos, advierte, se trata de un voto más emotivo que razonado, por parte de un número importante
del electorado.
Esteban Nicholls, analista político y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador (UASB), destaca también la figura imponente y “carismática” del actual presidente
Rafael Correa.
Cree que influyó en una cultura política como la ecuatoriana que recibe bien esos “liderazgos fuertes”. Gran parte de la gente, según Nicholls, aún votó por Correa, aunque él no haya estado en la papeleta como candidato a la Presidencia. Lo hizo por el partido y el candidato que se asoció a él y su figura.
Pero esa misma imagen del Primer Mandatario también provoca rechazo en un segmento de la población y es lo que capitalizó Guillermo Lasso, según Nicholls.
“Hubo un factor parecido a lo que ocurrió cuando ganó la Alcaldía de Quito Mauricio Rodas, al candidato del Gobierno Augusto Barrera. La sombra de Correa suele tener esos efectos. Mantiene el voto duro de Alianza País, pero al mismo tiempo eclipsa lo que puede añadir a la candidatura y perfil específico de
Lenín Moreno”.
El analista advierte que si bien el candidato del oficialismo se mantenía primero hasta ayer, el porcentaje alcanzado aún era inferior al de elecciones pasadas. Lo que para él es una evidencia del desgaste que ha tenido el Gobierno y su propuesta electoral.
Entre otras causas, por la ausencia de Correa como candidato, los escándalos de corrupción que se conocieron en los últimos meses y la crisis económica que ha enfrentado el país y que se agudizó el año pasado, por la caída del precio del crudo, el terremoto del 16 de abril...
En el 2013, el binomio Rafael Correa - Jorge Glas superó el 57% de votos. Es decir, 4 918 482, según el Consejo Nacional Electoral.
Hasta ayer, el actual binomio del Gobierno se mantenía por debajo del 40% de los votos válidos. Lo que implicaba que no podría ganar en una primera vuelta.
Eddy de la Guerra, analista y docente de la UASB, recuerda que la figura de Lenín Moreno fue importante en el comienzo de la campaña electoral. Sobre todo porque el tiempo que no pasó en Ecuador permitió que no se desgastara políticamente. El exvicepresidente cumplió una misión en la ONU como Enviado Especial para las Discapacidades.
Se lo recordaba en el país, dice la analista, por su trabajo en la Vicepresidencia y en favor de las personas con discapacidad. Pero poco a poco, y al calor de la campaña electoral, esa imagen se fue mermando y el electorado terminó asociándolo con el proyecto político oficialista.
Para Eddy de la Guerra, un factor importante fue la cantidad de listas de oposición que se calificaron para las elecciones generales. Cree que probablemente Guillermo Lasso pudo haber alcanzado un mayor respaldo sin ese elemento de polarización.
Pero ahora, ante una eventual segunda vuelta electoral, se convierte en una oportunidad para el presidenciable de Creo, porque podría capitalizar ese voto de la oposición que sumado da un porcentaje mucho mayor al obtenido por el candidato de Alianza País.