El argentino Néstor Kirchner fue uno de los mandatarios sudamericanos que más fricciones mantuvo con la prensa privada en su paso por el poder. No solo batió el récord de ser el único Presidente que jamás concedió una rueda de prensa. También manejó con criterios discrecionales el pautaje de la publicidad oficial para presionar sobre la línea editorial de los medios, sobre todo los más chicos. Sus ataques, con nombre y apellido a los periodistas, durante sus intervenciones públicas, o en cortas declaraciones improvisadas, fueron frecuentes. Así lo confirmó Daniel Santoro, editor de diario Clarín, el más influyente de Argentina en una entrevista concedida a El Mostrador. “Nosotros sufrimos los ataques de algún periodismo muy aceitado. (…) Todos sabemos claro que la corruptela está en todos los sectores del país y no es ajeno el sector del periodismo. Obviamente”, dijo el entonces Presidente, en agosto del 2005. Cuando su esposa asumió el poder, el Gobierno impulsó una polémica ley de medios audiovisuales. En agosto pasado, los Kirchner presentaron el polémico informe ‘Papel prensa: la verdad’, a través del cual se pretende involucrar a Clarín y diario La Nación en supuestas presiones, apoyadas por la dictadura de los años ochenta, para que la viuda Lidia Papaleo vendiera un grueso de las acciones de la planta de celulosa Papel Prensa a esos grupos.El caso está en manos de la justicia, al tiempo que Clarín y La Nación denunciaron el interés del Régimen por controlar el flujo de esta importante materia prima. Kirchner ha sido un duro crítico de los medios al igual que otros de la región. El venezolano Hugo Chávez impulsó una ley de medios y clausuró, en el 2007, Radio Caracas Televisión. También se dictó una orden de prisión en contra del principal ejecutivo de Globovisión.La situación en Bolivia es similar, luego de que Evo Morales, impulsara la Ley Antirracista que contiene fuertes sanciones a la prensa. El Gobierno de Ecuador también impulsa una Ley de Comunicación que ha sido cuestionada por la oposición y los medios privados, quienes ven en ese proyecto afanes de censura.