El presidente Rafael Correa ha tenido la fortuna de no encontrar en su querella contra El Universo los largos trámites y plazos con los que, en casos similares, sí suelen enfrentarse otros ecuatorianos.
En un país en que la resolución de juicios por injurias y por daño moral no supera el 22%, su demanda contra el periódico ha caminado con rapidez.
En seis meses y dos semanas, su demanda por injurias contra el periódico, sus tres directivos y el columnista Emilio Palacio está a punto de concluir.
De hecho, las dos primeras instancias judiciales ya fueron agotadas y ahora una de las salas penales de la Corte Nacional de Justicia está por conocer el recurso de casación, que será el último paso.
Tan expedito ha sido el camino para esta querella penal, que en el caso de Emilio Palacio la sentencia de tres años de prisión ya fue ratificada, sin necesidad de que el proceso fuera examinado por la Corte Nacional en casación.
“Desde 1946 nunca había visto un caso tan acelerado, rápido, veloz y cuantioso en su indemnización”. Así lo asegura el jurista Gil Barragán Romero, quien en 1984 presentó en el Parlamento el proyecto de ley para incluir el delito del daño moral en el marco jurídico ecuatoriano.
De hecho, en la historia reciente del país no se recuerdan procesos parecidos que se hayan resuelto con tanta celeridad.
Uno de los más parecidos es el que protagonizó el ex presidente León Febres Cordero en contra del médico y articulista, Rodrigo Fierro, entre el 2003 y 2004.
El entonces diputado socialcristiano demandó al columnista por injuria calumniosa, por su artículo de opinión “Febres Cordero en su puesto”. Por ello pidió a la Justicia que lo sancionara con dos años de prisión y USD 1 millón de dólares de indemnización,
Según recuerda Fierro, esta querella tuvo una duración de 17 meses, en la que finalmente fue encontrado culpable por una de las salas penales de la antigua Corte Suprema de Justicia.
Sin embargo, por su edad y sus antecedentes intachables, no fue enviado a la cárcel y debió pagar unos cuantos dólares de multa.
Por eso, a Fierro le sorprende que el caso de El Universo haya avanzado de forma tan ágil en los tribunales, pese a la “aguerrida” defensa que han presentado sus abogados. “Llama la atención que camine tan rápido”.
En el campo deportivo también se presentó un caso con alta repercusión mediática: el juicio por injurias que Luis Chiriboga, presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, presentó contra de Eduardo Granizo, ex titular del club Olmedo de Riobamba.
El trámite de este juicio fue aún más extenso que el de Fierro. Granizo relata que el proceso duró dos años y medio desde que comenzó, a mediados del 2009.
El pronunciamiento final de una de las salas de la Corte Nacional fue desechar toda la demanda, con lo cual el dirigente deportivo riobambeño quedó absuelto.
Con estos antecedentes, el catedrático Santiago Basabe, quien investiga las líneas judiciales en América Latina, apunta que los tiempos de resolución del caso El Universo resultan abismales frente a otros procesos similares.
“Cuando en el trámite de un proceso judicial hay estas diferencias para su resolución, se puede decir que algo está pasando”, subraya el profesor de la Flacso.
[[OBJECT]]
Santiago Guarderas, decano de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Católica de Quito, dice que no hay un tiempo específico para el despacho y resolución de los juicios por injurias.
Explica que la legislación vigente establece plazos relativamente cortos para estos procesos. Sin embargo, advierte que debido a la alta carga de demandas que llegan a los juzgados penales, estos tardan en tramitarlos y, por lo tanto, los casos sufren dilaciones. De ahí que anticipe que una querella por injurias puede tardar cerca de dos años y, por eso, no es común que se tramiten a la velocidad del juicio impulsado por Correa.
“Llama la atención la celeridad con la se ventila la demanda a El Universo, es inusual”, dice Guarderas, quien solo encuentra en el factor político la explicación a la rapidez de los jueces en este caso.
La influencia política en las cortes es la que marca el tiempo de la resolución de estas causas, explica Jaime Damerval, abogado penalista y ex ministro de Estado.
En ese sentido, agrega que la velocidad del trámite y resolución de una de estas causas suele estar al vaivén del poder político de los actores involucrados.
“(La Justicia) es diligente cuando el agraviado tiene influencia política ante el juez. Si es así, la injuria pudiera ser sancionada dentro de un año. Pero cuando el agresor es quien tiene esa influencia se demorarán en juzgar, y el fallo pudiera demorar años”.
Pero la rapidez en el avance del juicio contra El Universo no es el único factor que inquieta a juristas y analistas. El monto de la indemnización solicitada por Correa en este caso, así como en la demanda por daño moral contra los autores del libro ‘El Gran Hermano’ (USD 10 millones), les resulta incomprensible. “No he visto en otros casos, por graves que hayan sido, estos montos”, sostiene Barragán Romero.
Él explica que el espíritu de la indemnización es reparar los daños espirituales que puede una persona puede sufrir en una determinada situación.
De hecho, su idea de introducir en el marco legal la figura del daño moral nació en su despacho, al conocer el caso de una mujer cuyo rostro había sido desfigurado por su empleador. Barragán Romero relata que la mujer no tenía opción legal para que se compense el sufrimiento que le ocasionó en su vida la cicatriz en la cara. “Hasta ahora no había mirado que alguien usara (el daño moral) para enriquecerse, sino para reparar los males impunes”.