La jueza solo tomó en cuenta la versión del Presidente: Calderón y Zurita

Los periodistas Juan Carlos Calderón y Christian Zurita. Foto: EL COMERCIO

Los periodistas Juan Carlos Calderón y Christian Zurita. Foto: EL COMERCIO

El único elemento que la jueza Mercedes Portilla consideró para asegurar que el presidente Rafael Correa sufrió daño espiritual por la publicación del Gran Hermano es la versión del propio presidente. No hay ningún otro elemento para aseverar que hubo tal daño, incluso porque la jueza ni siquiera dice que lo que se afirma en el libro sea falso.

Así lo expresaron esta mañana en Radio Quito, Juan Carlos Calderón y Christian Zurita, autores del Gran Hermano, el libro donde se publica su investigación periodística sobre los millonarios contratos que el Estado firmó con el hermano mayor del Presidente, Fabricio Correa. La jueza, dijeron, no tomó en consideración nada de la investigación periodística a tal punto que no niega que sea verdadera.

“El Presidente debe estar muy agradecido porque le dio la razón sin que presente una sola prueba”, dijo Zurita en la entrevista con Miguel Ribadeneira, periodista de Radio Quito.

La jueza Mercedes Portilla dijo en su sentencia, en la que condena a Calderón y Zurita a pagar USD 1 millón a cada uno, que el trabajo periodístico del Gran Hermano afecta emocionalmente a Correa porque se afirma que conocía de los contratos con su hermano. Sobre este tema, Calderón dijo que no son ellos los que dicen tal cosa sino que son las evidencias que provienen de los propios involucrados. Por un lado, declaraciones de Fabricio Correa y por otro documentos, ahora judicializados, donde se evidencia que el Presidente conocía, por ejemplo, de la compra que hizo su hermano de Cosurca, una de las empresas contratista con el Estado.

Para Zurita, el problema del Presidente con el tema es que en algún momento juró que si le probaban que él conocía de los contratos renunciaba al cargo.

Por último, los dos periodistas observaron que la sentencia de la jueza incluye una aseveración peligrosísima para el ejercicio del periodismo: dice que los dos autores del libro han atravesado el umbral de lo ilícito porque hablan de actos de corrupción que no han sido verificados por los organismos de control. Es decir que solo se puede denunciar o mencionar aquello que los organismos de control, como la Contraloría, hayan verificado. El fin del periodismo de investigación, dijeron.

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