Baltasar Garzón. Juez español, veedor internacional en Ecuador.
¿Quién es?
Nació en Andalucía (España) en 1995, magistrado español, asesor del Tribunal Penal Internacional de La Haya.Ha dirigido importantes operaciones contra el tráfico de drogas y procesó a Augusto Pinochet.
¿Qué hizo?
Aceptó participar en la veeduría internacional para la reestructuración de la Justicia en Ecuador, mientras afrontaba un juicio en España, por prevaricato, por haber autorizado escuchas telefónicas.
¿Qué dijo?
“Me siento víctima de una caza de brujas”, manifestó días atrás en el marco de su juicio en España. En su última visita a Quito, el 26 de enero, se comprometió venir con mayor frecuencia como coordinador.
El Consejo de Participación Ciudadana (Cpccs) puso distancia de una noticia que ha dado la vuelta al mundo. El juez Baltasar Garzón quedó inhabilitado por las cortes españolas para ejercer esa magistratura por 11 años.
Es la sanción que recibió por su manejo del caso Gürtel. El jurista fue acusado de prevaricato por haber autorizado intervenir las conversaciones telefónicas de altos funcionarios, vinculados a este caso y detenidos en la cárcel, con sus abogados. La condena aún es sujeta de apelación.
Garzón logró la aprehensión del ex dictador chileno Augusto Pinochet, en 1998. Desde entonces se proyectó como el juez que persigue represores de cuello blanco y violadores de DD.HH. Su fama es mundial y ello lo convirtió en una figura mediática: era parte del ‘jet set’ de la política y la justicia iberoamericanas.
La tentación por contar con Garzón como veedor en la llamada transformación de la justicia ecuatoriana no escatimó esfuerzos. El Ministerio de Justicia entregó medio millón de dólares al Cpccs para armar una veeduría internacional que cuente con la marca Garzón. El juez español ha viajado a Quito, en tres ocasiones, por este encargo. La primera fue al inicio del proceso, cuando se conformó la veeduría, advirtiendo que no era segura su participación en calidad de coordinador.
La segunda ocasión fue durante las pruebas sicológicas que rindieron los aspirantes a la Corte Nacional de Justicia. La última vez fue el 25 de enero, un día antes de la posesión de los nuevos jueces. En una tarde revisó cómo había caminado el proceso, sin que sus observaciones tuvieran un carácter vinculante.
Por viáticos y honorarios dentro de esta veeduría, el juez español va a recibir unos USD 45 000.
Pero mientras Garzón se ponía al día de cómo ‘la revolución ciudadana’ inauguraba una nueva Corte Nacional, dirigida por una judicatura cercana a Alianza País, Garzón debía hacer frente al juicio más importante de su carrera: el de su propia defensa.
Lo delicado del proceso en su contra no se convirtió en un obstáculo como para, por ejemplo, abstenerse de participar en el proceso de veeduría al que lo invitó el Gobierno ecuatoriano. La sanción impuesta en su contra, si se llega a confirmar, no le impedirá realizar trabajos como este.
Sin embargo, la veeduría ecuatoriana llegó hacia él cuando la marca Garzón estaba frente al veredicto de un jurado español y al escrutinio de la opinión pública.
Para las instituciones ecuatorianas, la situación de Garzón en España no parece revestir mayor preocupación. El Consejo de Participación dijo el jueves, a manera de reacción, que más allá de este dictamen, el jurista seguiría participando en la veeduría internacional, puesto que no ha incurrido en ninguna prohibición para seguir ejerciendo sus funciones de coordinador. El Consejo de Participación citó ocho literales de su reglamento para blindar su presencia en la veeduría.
El Gobierno también mostró su reconocimiento al juez, El canciller Ricardo Patiño dijo que él ha “cumplido roles fundamentales, trascendentales a nivel planetario en relación a juicios que ha tenido que hacer”. Para ser juez no solo se necesita “saber, ser honesto o probo, también se necesita ser valiente (…) y él lo ha sido”.
Garzón piensa impugnar la sentencia, mientras miles de sus seguidores en el mundo lo apoyan, rechazando el fallo. Lo que resta por saber es si este complejo momento le quitará tiempo para ejercer, con total compromiso, la vigilancia de un proceso vital para la democracia ecuatoriana.