El centenario de la muerte del General Eloy Alfaro, el 28 de enero de 1912, fue recordado ayer con una marcha por las calles del Centro Histórico. A las 11:28, el sonido de las cornetas presidió el silencio de los cientos de asistentes que se concentraron frente a las murallas del ex penal García Moreno.
Luego, los aplausos y los vivas en honor al Viejo Luchador fueron repetidos por los asistentes. La ministra de Cultura, Érika Sylva, dio inicio al acto con un recordatorio de los hechos que culminaron con la muerte del ex Mandatario y varios de sus coidearios.
Napoleón Albán y José Argüello, vecinos del barrio La Ronda, comentaban los hechos ocurridos. Albán dijo que “tal barbarie no se justifica desde ningún punto de vista”. De la gestión de Eloy Alfaro destacó la construcción del ferrocarril y el impulso a la educación. Argüello acotó que en los últimos años la educación inició un proceso de cambio.
Frente a la cárcel, una placa conmemorativa con un epígrafe de autoría de Alfredo Pareja Diezcanseco fue develada por las autoridades. Al frente, un cuadro con la imagen de Eloy Alfaro y los retratos de varios personajes de la Revolución Liberal encabezaron la marcha que descendió por la calle Rocafuerte. La banda de paz del Colegio Juan Montalvo, con cerca de 300 estudiantes, acompañó la caminata.
En el trayecto estaban programadas siete paradas, en lugares representativos del centro. La primera fue en la plaza de Santa Clara. Ahí, en los discursos se enfatizó la participación de la mujer en la esfera pública. El segundo epígrafe, de autoría de Pío Jaramillo Alvarado, fue develado en la plaza pública. Elsa Almeida aseguró que la Revolución Liberal mejoró la participación de la mujer en la sociedad, al reconocerle varios derechos civiles, promover su formación académica y su participación laboral en el Estado. Ella estudió en el Colegio Manuela Cañizares, uno de los centros educativos fundados por Eloy Alfaro.
La banda estudiantil de ese colegio escoltó la imagen de Alfaro en el segundo tramo. Martha Lozano, rectora, dijo que la incorporación de la mujer a la educación rompió esquemas.
La marcha siguió por la calle Guayaquil, con los ritmos marciales de la banda del Colegio Montúfar. En la Plaza Chica, se develó el cuarto epígrafe. Minutos antes, Donato Benincasa, estudiante de octavo de básica del Colegio Mejía, participó en una ronda de declamaciones sobre la vida y obra de Alfaro. Para él, la implementación educación laica en el país facilitó el acceso a los estudios a más personas. Los músicos del Colegio Dillon tomaron la posta hasta la Plaza Grande. Ahí, autoridades municipales y militares colocaron una ofrenda floral frente al monumento A los Héroes del 10 de Agosto de 1809. La caravana también se detuvo en las plazas del Teatro Sucre y Hermano Miguel, en el parque de La Alameda antes de llegar al parque El Ejido, escenario de la Hoguera Bárbara.
Ya en la tarde, en el centro de El Ejido, se agolparon unas 500 personas para conmemorar la muerte de Alfaro. Ese sitio es conocido como la Hoguera Bárbara, pues ahí Alfaro fue incinerado por una turba, hace 100 años. Al pie del monumento, familiares y admiradores le entregaron ofrendas y le dedicaron cánticos. “!Que viva la Revolución Alfarista!”, corearon. Mariana Crespo y su esposo Aníbal colocaron un ramo de rosas rojas. Ella agradece a Alfaro por su legado de igualdad de género.
El estudiante universitario Ramiro Crespo, con bufanda roja, consideró que gracias al legado de Alfaro el germen revolucionario vive en los jóvenes.
A las 17:00 arribó la Comisión de ministros, autoridades y delegados internacionales de 14 países, que por la mañana estuvieron en Montecristi. Ellos se sentaron en las sillas delanteras. Sin embargo, hubo quejas de ciudadanos que antes de su llegada fueron removidos de esos puestos.
A las 18:26 llegó el presidente Rafael Correa. En su discurso, dijo que Quito no es la ciudad que asesinó a Alfaro.
“La historia moderna de la República empezó con Alfaro. Este pedazo de tierra honra la memoria del viejo luchador, al haberse convertido en un testigo silencioso del crimen más atroz”, acotó.