La ministra Érika Silva dice que fue el pacto oligárquico de inicios del siglo XX el que frustró la revolución
¿Por qué un Gobierno socialista reivindica con tanta fuerza a un líder liberal?
Alfaro fue un revolucionario; ser liberal en el siglo XIX era ser revolucionario, y no tiene las mismas connotaciones que tiene hoy. Hay algo que liga al socialismo con el proyecto revolucionario de Alfaro: lo nacional. Alfaro planteaba una visión nacional del Estado, y nosotros también. Como Gobierno queremos construir un Estado nacional, no el mismo del proyecto liberal sino ir más allá.
¿En qué no se identifica el gobierno de Correa con los postulados de Alfaro?
Nos sentimos herederos de la tradición revolucionaria, de ese proyecto nacional frustrado. Ese proyecto fracasó por culpa del pacto oligárquico que se mantuvo todo el siglo XX, y este Gobierno es una respuesta a ese pacto. Pero al mismo tiempo no queremos construir una sociedad burguesa, como era el anhelo de Alfaro; sino un Estado de nuevo tipo.
¿De qué tipo?
Popular, del buen vivir.
¿Qué gana el país haciendo del 28 de enero una fecha “para no olvidar” como reza uno de sus eslóganes?
La memoria social es fundamental para el Ministerio, porque está en el eje de la descolonización; somos un país que ha cultivado la desmemoria. La historia es un recurso poderoso para construir ciudadanía e identidad.
¿Quieren proyectar paralelismos entre la pelea de Alfaro contra las oligarquías y las peleas de Correa?
No es el paralelismo que buscamos… Tenemos que saber de qué proceso viene el Ecuador de hoy, y el 28 de enero de 1912 marca un hito en la historia del país. El Ecuador del siglo XX fue el resultado de ese pacto oligárquico que se selló con ese acontecimiento. Entonces es un hecho muy importante para el presente.
Ustedes quieren fomentar la reflexión crítica alrededor de este hecho. ¿Cómo lograrlo cuando los esfuerzos están puestos más que nada en designar culpables?
Lo que buscamos es develar, no culpabilizar, porque los culpables están identificados. Ya hay un juicio de la historia. Pero ese juicio no ha sido socializado (sic).
¿Cuál es el aporte de la difusión de estos hechos?
¿Usted cree que para la sociedad ecuatoriana es conocido esto? ¿Acaso nuestro pueblo sabe cuál es la ruta de la hoguera bárbara? ¿Sabe que hubo un juicio?
¿Cómo va a crecer, mejorar, la sociedad ecuatoriana una vez que conozca esto?
Crece porque el conocimiento histórico nos hace reconocernos como parte de un proceso. El conocimiento nos da poder, nos hace reconocer a nuestros aliados y a los adversarios en un proceso.
¿La difusión se va a hacer sobre la base de datos históricos rigurosos o de hagiografías de Eloy Alfaro y apologías de la revolución liberal?
Nosotros no estamos viendo el hecho desde el punto de vista moral, solo estamos comprendiendo y socializando (sic).
¿Qué están difundiendo?
Una verdad histórica.
¿Completa, sin sesgos?
La verdad que las ciencias sociales ya han demostrado. Se trata de entender que el proceso revolucionario alfarista tuvo contradicciones internas. El asesinato de Alfaro fue fruto de un pacto de sus propios compañeros de lucha, los placistas. Ellos traicionaron el proceso revolucionario y armaron el pacto oligárquico. Esa es la verdad que queremos mostrar para que el país la conozca.
Si ya hay un juicio de la historia y unos responsables identificados, ¿por qué el Presidente se empeña los sábados en leer editoriales de la época, en busca de otro tipo de responsables?
Eso tendría que preguntarle al Presidente de la República.
¿Por qué le interesa tanto al Gobierno que se vuelva sobre este tema?
La recuperación de la memoria nos dota de conciencia histórica y ciudadana. El Presidente ha señalado que tenemos que aprender qué sectores y qué fuerzas políticas y sociales, no solo personas, fueron las que asesinaron la revolución. Porque ahora esas mismas fuerzas quieren asesinar la revolución ciudadana. Hubo un 30 de septiembre, señores.
¿Es una recuperación de una memoria revanchista?
¿Contra quién es la revancha?
El pueblo versus los poderosos, que antes eran más que nada los conservadores y hoy son quienes el Presidente llama pelucones.
Yo veo esta recuperación en la dimensión que siempre la he visto. Como ciudadana siempre me pregunté por qué Eloy Alfaro nunca ha tenido una estatua digna en Quito y creo que eso fue algo deliberado, porque Eloy Alfaro fue algo así como demonio para ciertos sectores de la sociedad conservadora. Por eso esta conmemoración no trata solamente de recordar el hecho doloroso del arrastre, sino los logros de la revolución también.