Ya no lo lleva cortísimo, ahora se distinguen rizos en su cabellera blanca, que empezó a tornarse cana antes de los 30. Se la dejó crecer para pasar de incógnita…Fue separada de la Secretaría de Pueblos y Participación Ciudadana en junio del 2009 y afirma que en enero de este año dejó Alianza País, pese a haber sido su fundadora, por una suma de incoherencias. Una fue la salida de Fander Falconí de la Cancillería. Pero ahora está tranquila, volvió a administrar su hostal en La Mariscal. Tiene tiempo para ver el tren pasar y reflexionar con cada vagón, sin tanto trajín, dice.
Hoy se inaugura la Convención Nacional de Alianza País. Desde fuera, ¿cómo ve al movimiento y a su líder, Rafael Correa?
Alianza País hasta ahora no tiene ideología, creo que nuestro proceso fue la expresión de una equis circunstancia histórica en la que se abrió el espacio para la inclusión de todos, para la construcción de la diferencia. Rafael Correa se equivoca. Yo como ciudadana tengo derecho a expresarme, pero él es el Director Nacional del movimiento y el Presidente de la República. Los partidos son independientes del Estado, el Presidente confunde los espacios.
¿Cuándo y cómo?
Cuando, por ejemplo, delega a la señora (Doris) Soliz, una ministra de su Gabinete, la organización de la Convención Nacional de País. Ella no fue militante, la conocí como Ministra Coordinadora de Patrimonio y ahora de la Política. Tengo entendido que al principio no nos apoyaba. Hay diferencias entre los papeles que hemos representado Alberto Acosta, Ricardo Patiño y yo, que fui parte de la Dirección Nacional. La señora llegó con carpeta a ser una técnica contratada (ministra) y se le encarga una cuestión tan importante y tiene tanta injerencia, sin reconocimiento de las bases.
¿Por qué el Presidente le tiene tanta confianza?En el último buró del que participé era una invitada más. Tengo entendido que es bastante respetuosa de las decisiones del señor Presidente. A ella la conocerán los gobernadores, quienes están en el Estado, pero las bases no. Cuando llega a las provincias los convoca, probablemente gente del Estado mismo, y deja a un lado a la gente de la base. No me voy a callar, por eso no me arrepiento de haber salido de País…
Hoy se discutirá el futuro de Alianza País. ¿Usted cree que debe convertirse en un partido o seguir como una unión de colectivos…?
A pesar de que vengo de la ciudadanía, no creo que formar un partido en sí esté mal. Se necesita una estructura orgánica clara, reglas definidas, contenidos ideológicos… Es fundamental que se definan las cosas. El concepto del ‘movimiento de movimientos’ es tan etéreo e inconsistente que permite un manejo político.
¿Qué tipo de manejo?
Cada grupo tiene un dueño o un dirigente al que tratan de captar. Yo era parte de ADN y para mí no existe desde que ingresé a País. Era una tendencia, pero no un movimiento independiente. Sé que hay muchos grupos de la ensalada País, a los cuales están llamando para que sean las bases.
¿Los grupos deben desaparecer e integrarse?
Si no quieren pueden firmar un acuerdo como el partido Socialista. Estos movimientos debilitan al País original. Es una incoherencia, una debilidad política, un espacio de construcción que facilita el manejo político desde la cúpula y del señor Presidente. Esto permite que la señora Soliz entre porque el Presidente de la República, que paralelamente es dirigente de País, le invita a la cuestión. ¿Quién tiene realmente el poder? ¿El poder popular? ¿O quienes se han autodenominado representantes de ese poder popular?
¿Qué pasa con la revolución ciudadana?
Ahora me cuestiono si ese fue un eslogan creado por Vinicio Alvarado o tiene un profundo contenido en el concepto de revolución. Para mí eso era un cambio drástico, radical y ciudadano.
¿Ha hablado con Correa?
No lo he intentado… Hay gente interesada en que no se consolide el proceso, en que nunca haya una estructura orgánica. Uno es Alvarado, la mano derecha. Es mejor no tener una estructura que sea el cable a tierra, que no imponga visiones y consulte con las bases…