El vicepresidente Lenín Moreno participará esta noche en Panamá, en la inauguración de los II Juegos Centroamericanos y del Caribe de Olimpiadas Especiales.
No irá solo. Héctor Cueva, director del comité ecuatoriano de esta organización, estará junto con él para conseguir el apoyo internacional para la candidatura de Moreno al Nobel de la Paz.
A inicios de año, un grupo de ecuatorianos residentes en el exterior con el apoyo del asambleísta del Gobierno, Celso Maldonado, propuso esta candidatura. La carta de presentación es su trabajo a favor de las personas con discapacidad. Olimpiadas Especiales Ecuador y otras organizaciones que velan por esta población se sumaron a la iniciativa.
Así, el Vicepresidente ya es uno de los 231 aspirantes que, en octubre, competirán por el máximo galardón a las personas o instituciones que luchan por la paz y los derechos humanos.
El camino no será fácil. Moreno tendrá que competir con postulantes cuyos perfiles políticos tienen talla mundial y peso en la región. Entre ellos, el ex presidente de EE.UU., Bill Clinton; el fundador de Microsoft, Bill Gates, o los activistas cubanos Yoani Sánchez y Oswaldo Payá (ver cuadro).
Quienes patrocinan a Moreno no se han quedado quietos. Olimpiadas Especiales Ecuador inició la campaña Vamos por el Nobel, que se escucha en radio y está en la web y las redes sociales. Cueva ya logró el apoyo de los latinoamericanos (19 países y 300 000 deportistas con capacidades especiales). El desafío de hoy en Panamá es convencer al Comité Internacional: 180 países y cuatro millones de deportistas.
“Moreno representa a las personas con discapacidad, nuestro apoyo es al ser humano, no al funcionario del Gobierno”. Con esta frase, Cueva cree que su perfil tiene el peso suficiente como para lograr el Nobel sin que el desgaste externo del Gobierno ecuatoriano le pase factura.
Son las críticas al Régimen de Rafael Correa, por el deterioro de la libertad de expresión en el país y su postura diplomáticas en temas sensibles como las crisis en Oriente Medio, las que juegan en contra de su candidatura.
“Para un premio Nobel en el campo social, el Comité Calificador juzgará la actitud del Gobierno en temas como libre expresión y el respeto a los derechos humanos”, dice el ex canciller José Ayala Lasso, ex alto comisionado ante las Naciones Unidas.
El diplomático reconoce que la labor social de Moreno tiene méritos suficientes, pero en Noruega quienes califiquen su expediente no podrán obviar lo que sucede en Ecuador con un Régimen en el cual él es la segunda figura.
“Su Gobierno critica a instituciones como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y defiende actitudes represivas como las (de los mandatarios) de Libia, Siria e Irán”. “Eso influirá en su candidatura”, dice Ayala.
Casa adentro, a Moreno se le ha criticado por su poca capacidad de incidir en las acciones polémicos del presidente Correa (libertad de expresión, caso El Universo, criminalización de la protesta social). Y aunque otras políticas que luchan por las personas con discapacidad, como la legisladora de oposición María Cristina Kronfle, cuestionen el supuesto uso político-mediático de la obra de Moreno, también la califican de “loable” y merecedora de un galardón. “Ojalá el perfil político del Gobierno no incida”.
Una delegación del Nobel visitará el país para evaluar este perfil. El proceso es hermético, por lo que el analista político Simón Pachano cree que la vinculación de Moreno a un Régimen criticado en materia de DD.HH. podría tener dos lecturas: que en un entorno desfavorable haya hecho cosas positivas, o que siendo Vicepresidente no haya hecho nada para evitar esos presuntos abusos.
5 premios latinos
1936. Carlos Saavedra, de Argentina, medió en el conflicto Paraguay- Bolivia.
1980. Adolfo Pérez Esquivel, de Argentina, por su lucha contra la junta militar.
1982. Alfonso García, de México, por las negociaciones de desarme en la ONU.
1987. Óscar Arias, de Costa Rica, por su trabajo por la paz en Centroamérica.
1992. Rigoberta Menchú, de Guatemala, por su trabajo a favor de los indígenas.