El fortín electoral de Alianza País cambió en 10 años

El 2 de abril último, Lenín Moreno, candidato presidencial por AP, ganó en las siete provincias del Litoral, tres de la Sierra y una de la Amazonía. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO

En la última elección, Alianza País (AP) ganó principalmente en las provincias de la Costa, según el Consejo Nacional Electoral. Eso no ocurrió en el 2006 cuando inició su participación en procesos electorales. Ese año, en la segunda vuelta, tuvo un apoyo mayoritario de la Sierra y la Amazonía y perdió en el Litoral.
El 2 de abril último, Lenín Moreno, candidato presidencial por AP, ganó en las siete provincias del Litoral, tres de la Sierra y una de la Amazonía.
Ese cambio en el bastión del oficialismo se comienza a ver en la elección presidencial del 2009, pero se evidencia más claramente a partir del 2013.
La inversión pública destinada a construcción de infraestructura es uno de los factores que le permitieron ganar votos en el Litoral como indica Pablo Ospina, docente de la Universidad Andina Simón Bolívar.
Influyó, por ejemplo, la red vial en provincias como Manabí antes y después del terremoto del 2016. De igual forma la construcción de hospitales y centros educativos en Guayas o Esmeraldas.
Además, Alianza País y su figura principal, Rafael Correa, tuvieron apoyo en estratos medios de las principales ciudades, pero esto cambió, advierte el catedrático Carlos Larrea, coautor del estudio
¿Cómo votaron los ecuatorianos?
“Las políticas de Correa han favorecido ahora a las bases populares, aunque no tanto a los sectores marginales indígenas”, señala el también catedrático de la Universidad Andina Simón Bolívar.
Larrea dijo que en los últimos procesos electorales se evidenció una marcada distancia entre el sector indígena, sobre todo de la Sierra centro y de la Amazonía. Los problemas socioambientales en la región contribuyeron para que voten en contra del Gobierno.
Santiago Basabe, politólogo de la Flacso, cree que el análisis no debe realizarse por regiones, sino por clases sociales. La clase media y media alta votó en contra del movimiento oficialista por dos factores.
El primero es por una crisis económica que provocó despidos o cierre de emprendimientos y pequeñas y medianas empresas. El segundo es por la falta de libertades políticas. En los 10 años de gobierno de Correa fueron frecuentes casos de ciudadanos procesados, luego de protestas que incluyeron incidentes con la fuerza pública.
Para Basabe, el nuevo Gobierno debe poner atención nuevamente a la clase media que, aunque no representa una mayoría en términos numéricos, tiene importancia “cualitativa”. La clase media es el espacio en el cual los ciudadanos generan ideas, posicionamientos políticos, demandas de la oposición e incluso marchas y movilizaciones. “Yo creo que ese grupo importante ahora mismo no es correísta. Me parece que sí lo fue mayoritariamente, pero en el 2006”.
La primera elección, en el 2006, Rafael Correa pasó en segundo lugar en primera vuelta y luego se impuso en el balotaje frente a Álvaro Noboa. El profesor investigador del Departamento de Estudios Políticos de Flacso, Édison Hurtado, señaló que la salida de Lucio Gutiérrez del poder dejó un vacío en los sectores de la Sierra que apoyaron, entonces, el discurso de Correa.
En las siguientes elecciones la presencia territorial del movimiento oficialista fue tan grande que ganó en primera vuelta. Sin embargo, en el 2014 obtuvo un revés político con la pérdida de las alcaldías en Quito, Guayaquil y Cuenca.
El catedrático explicó que la derrota se dio porque el electorado se debilitó y el voto duro de AP se centró en sectores medios y bajos que no necesariamente estaban en las grandes urbes. Estas elecciones ratifican que en las tres principales urbes continúa esta tendencia electoral. En Quito y Guayaquil el oficialismo perdió, pero ganó en los sectores periféricos del resto de sus respectivas provincias.
En varias ocasiones Moreno ha mencionado que invitará al diálogo a los sectores que se alejaron del proyecto; también ha señalado que hará cambios en la forma de gobernar para ser más inclusivo.