Andrés Arauz (Unes), Claudia Arteaga (moderadora) y Guillermo Lasso (Creo-PSC) protagonizaron el debate. Foto: Cortesía CNE
Estuvieron a dos metros de distancia, cada uno en su cubículo. Andrés Arauz, candidato de Unes, se mostró con traje y corbata. Guillermo Lasso, aspirante de Creo-PSC, optó por un terno oscuro, con el primer botón de su camisa suelto. Así, los políticos protagonizaron el domingo el debate presidencial obligatorio, efectuado tres semanas antes de la segunda vuelta electoral.
Arauz llegó al set de la mano de su esposa, Mariana Véliz, y anunció que será padre por segunda ocasión. Lasso arribó acompañado de su hijo, Guillermo Enrique, y parte de su equipo de campaña.
El formato del encuentro, definido entre el Comité Nacional de Debates y el Consejo Nacional Electoral (CNE), causó discrepancias desde antes de la cita. Andrea Bernal, quien inicialmente fue designada para moderar el debate, declinó, pues no se dio paso a su pedido de incorporar un espacio de contrapreguntas, para contextualizar y ampliar las propuestas de los candidatos.
La comunicadora y docente universitaria Claudia Arteaga fue designada en su reemplazo, con 24 horas de antelación.
Tras la presentación del programa, se dio paso a los cinco bloques temáticos, en los que Arauz y Lasso respondieron la misma pregunta, con espacios de réplicas entre sí. Para el analista político Simón Pachano, el formato fue demasiado rígido y permitió que los aspirantes “reciten” el guion que prepararon para el evento.
Otro elemento que generó críticas fue la formulación de las preguntas. Para Pachano, estuvieron mal planteadas y resultaron demasiado largas, con tres y hasta cuatro temas.
En un panel realizado por EL COMERCIO, los analistas Pablo Lucio-Paredes, director de la Escuela de Economía de la Universidad San Francisco, y César Ulloa, catedrático de la Universidad de las Américas, coincidieron en que la dinámica mermó la posibilidad de ahondar en los ejes temáticos.
Pese a ello, Lucio-Paredes cree que el formato permitió, por ejemplo, visualizar bien cuál es el modelo económico que proponen los candidatos. “Uno puede ver que Arauz tiene un modelo más estatal, de cerrar la economía al mundo, de que la dolarización sí le importa, pero no demasiado. Y del otro lado, la visión de Lasso es de apertura al mundo, de aprovechar las oportunidades y hacer participar más a la sociedad civil”, apuntó.
El gran problema del debate, a criterio de Ulloa, fue que los dos candidatos llegaron con frases hechas y una dinámica prefabricada. Prueba de ello, asegura, son las expresiones de ‘Andrés, no mientas otra vez’ o ‘salado, salado’, dichas por Lasso y Arauz, respectivamente. “Los dos llegaron con un conocimiento de las reglas del juego, por lo tanto, el entrenamiento de optimizar el tiempo estaba muy claro”.
Los noventa segundos que tuvieron Arauz y Lasso para responder las preguntas, según Lucio-Paredes, hicieron que se prefiriera contestar a las provocaciones de los contendientes, antes que mejorar la exposición de las propuestas.
La moderación del debate también fue objeto de críticas. Para la docente e investigadora Caroline Ávila, se debió aceptar una moderación más “periodística”, en lugar de solo abrir los sobres de las preguntas y controlar el tiempo de intervención. “Eso no permite una mayor profundidad”.
Ulloa cree que desde esa figura se pudo haber encarrilado el diálogo. Ávila concuerda, pues con otro manejo se pudieron tener más luces sobre cómo aterrizar las propuestas, anunciadas de forma general.
Ávila cree que las presentaciones personales de Arauz y de Lasso buscaron reafirmar las “marcas” para la segunda vuelta. El candidato de Unes, más serio, para “reforzar esa presencia presidencial”. Mientras que Lasso, en un tono suelto, con la intención de “ponerse al nivel de la gente de a pie”.
El expresidente Rafael Correa cree que Arauz “demostró su capacidad intelectual, preparación, de propuestas por sobre las del pasado” y vaticina su victoria en el balotaje. Sin embargo, Reconoció que hay un desafío “durísimo” porque el próximo Gobierno recibirá un país en ruinas.
Jaime Nebot, líder del PSC, cree que su aliado prevaleció. “En mi opinión, Guillermo Lasso ganó el debate Pero lo más importante es que todos los ecuatorianos ganarán cuando, como Presidente, haga realidad sus propuestas y logre transformar la pobreza colectiva en prosperidad”.