La periodista Ana Karina López dice que el fallo contra La Hora obliga a los medios a mejorar su autorregulación. Cree que es una medida de fuerza.
En el fallo contra La Hora, la Justicia obligó a ese medio a rectificar una información de la Corporación Participación Ciudadana. ¿Cree que el juez no tomó en cuenta que tanto la versión del Gobierno como la de la fuente consultada abrían un debate mucho más amplio que la imposición de una sola verdad?
Debatir los detalles del caso de La Hora es un ejercicio que ahora resulta vano. Lo que vemos claramente es que existe un abuso del poder y un uso de las armas de poder judicial, que está intervenido por el Ejecutivo, y que busca amedrentar a los medios de comunicación. Analizar lo sucedido es entrar en el campo que ellos nos quieren poner: si fue algo legal o si tuvieron la razón, cuando en realidad es una medida de fuerza.
¿Esta imposición anularía la posibilidad de que un medio o un periodista pueda reconocer un error o en su defecto de que se puedan explicar las razones de por qué se publicó cierta información y qué respaldos periodísticos se obtuvieron para ello?
En el ejercicio del periodismo en condiciones normales, como es un oficio ejercido por humanos, lógicamente siempre hay el espacio para un error y por eso el periodismo en el mundo entero y desde que se creó, ha contemplado la idea de réplicas y rectificaciones. Lo que está pasando aquí es un abuso de poder desde donde se lo vea, si los periodistas no pueden acudir a otra fuente deben detallar el camino que han seguido para contrastar una cifra emitida por un fuente confiable, que tiene un método de trabajo.
¿Cuál sería el error de La Hora y que motivó la acción de protección en su contra?
Si se quiere buscar un error puede haber sido el no haber detallado que se buscó una forma de contrastar la información. En todos los medios usamos la corrección y la rectificación para enmendar un error; no es nada nuevo. Lo terrible es todo lo opaco del proceso de La Hora.
Los medios están conscientes de que se debe rectificar cuando hay un error. Pero ¿qué hacer para evitar que se use a la Justicia para imponer una rectificación?
En los medios que he trabajado todos tienen reglas y los periodistas estamos sometidos a esos mecanismos de rectificación y regulación. Para reaccionar ante todo lo que está pasando debemos ser más transparentes en la aplicación de la autorregulación.
¿A qué se refiere con ser más transparentes en la autorregulación?
Es decir, que todo el mundo sepa que los medios tenemos esos mecanismos, a través de un manual de estilo o del consejo editorial, de un defensor del lector, o lo que sea. Que las autoridades y todas las personas puedan acceder libremente a estas regulaciones y sepan que se las cumple. Es la mejor protección. Es necesario y urgente fortalecer la autorregulación de los medios.
¿Es posible que pese a recurrir a todas las herramientas de autorregulación el poder siga promoviendo juicios?
Ante el abuso de poder es muy difícil encontrar una solución. La semana pasada la Asociación de Editores de Periódicos (Aedep) hizo un seminario sobre la autorregulación. Yo creo que lo único que podemos hacer es pensar cómo poder frenar este abuso de fuerza y la respuesta creo que debe tener el mismo efecto de una vacuna: te inyectas el virus para que se repela el ataque al cuerpo; ahora tenemos que vacunarnos con más periodismo, con más ética y más trabajo.
¿Cómo se puede evitar que el Gobierno imponga su punto de vista o su ‘verdad’ luego de que una noticia sea publicada si no se puede acceder a la información oficial antes de publicarla?
Ahí está el desafío. Nos están haciendo que tengamos que buscar otra forma de conseguir información. Ellos provocan la trampa para que nosotros caigamos en ella.
Pero generalmente el Gobierno no da información y luego envía cartas de rectificación a las notas.
Vivimos en un mundo en que la información está abierta y tenemos que encontrar otra manera de acceder a ella. Por ejemplo, el trabajo que ha hecho revista Vanguardia es muy loable, las denuncias que sacan semana a semana sin tener el acceso a las fuentes oficiales es un hecho que debe ser reconocido y aplaudido.
Esta es la tercera sentencia en contra de la prensa. ¿Qué lección le dejan al periodismo hasta ahora estos juicios?
El desafío es tratar de no caer en el campo que el poder nos quiere poner, mantener la cabeza fría y saber cuándo hacemos periodismo, cuándo cumplimos con la información y cuándo contestamos a los insultos, al desprecio y el desvarío que viene desde el poder. Tratarnos de mantener siempre sabiendo cuál es nuestro puesto.