La falta de una política clara en materia de migración y de relaciones internacionales ha traído varias consecuencias negativas para el país.
Redes de trata de personas, de corrupción y de delincuencia organizada obligaron al Régimen y, especialmente al Ministerio de Relaciones Exteriores a buscar medidas urgentes para apaciguar esa problemática.
La política errática sobre la migración nació en el 2008. El régimen de Rafael Correa, como parte de su discurso de la ciudadanía universal, abrió las fronteras para que los extranjeros ingresaran al país sin una visa.
El objetivo de esta libre movilidad era incrementar el turismo y facilitar el intercambio cultural, educativo y social entre Ecuador y el mundo. Pero no tuvo respuesta de otros países y causó más conflictos sociales en el país.
Esta tendencia fue asumida por todos los cancilleres que han pasado por este Gobierno. Desde María Isabel Salvador hasta Ricardo Patiño, manejaron la política internacional y migratoria conforme a las líneas políticas y no a fundamentos técnicos.
Las consecuencias se presentaron inmediatamente. Quedó al descubierto una red delincuencial que arreglaba matrimonios a extranjeros y falsificaba documentos por cifras que iban desde USD 500 hasta 5 000.
De la noche a la mañana, se duplicaron los pedidos de nacionalización de ciudadanos cubanos por matrimonios. Los isleños junto a los chinos fueron los extranjeros que más llegaron al Ecuador gracias al retiro de visas. Por ejemplo, los cubanos pasaron de 900 a 3 000 ciudadanos que ingresaban al país por año.
La ola de hechos delictivos desbordó todo control. El canciller Ricardo Patiño y los ministros encargados de la seguridad tuvieron entonces que pensar en cómo solucionar este problema.
Se iniciaron investigaciones para desmantelar a estas bandas de delincuentes, en las que incluso estaban involucrados funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores en Guayaquil.
Allí, se descubrió que 174 ciudadanos extranjeros, de los cuales 166 son cubanos, obtuvieron la nacionalidad ecuatoriana mediante actos ilegales, como declaraciones fraudulentas de uniones de hecho y matrimonios falsos, celebrados en una oficina ilegal del Registro Civil.
Esta semana, la Cancillería declaró nulas todas esas nacionalidades y pidió a la Fiscalía y a la Policía que determinen si cometieron delitos penales.
Asimismo, se impuso un requisito para los extranjeros que deseen casarse con ecuatorianos. Se ordenó que todos deben tener una visa de no inmigrante. No obstante, la medida no es constitucional, pues en la Carta Magna se establece que no habrá requisitos para contraer matrimonio.
El año pasado, el Gobierno chino pidió a Ecuador que exigiera visas de turistas a sus ciudadanos. Esto serviría para frenar el abuso que sufrían por parte de delincuentes, que les prometían que Ecuador será una escala para llegar a los Estados Unidos.
Esta semana se resolvió imponer visas a los ciudadanos de nueve países: Afganistán, Bangladesh, Eritrea, Etiopía, Kenia, Nepal, Nigeria, Pakistán y Somalia, como un “acto humanitario de prevención para evitar la utilización de Ecuador como puente de tránsito hacia terceros países”, por parte de bandas internacionales de tráfico de personas.
Pero no se hicieron los estudios previos para aplicar la medida. Al haber sido una decisión inesperada, cuatro ciudadanos paquistaníes que llegaron al país el miércoles pasado, luego de viajar dos días (antes de que se oficializara la decisión), debieron permanecer en la sala de embarque del aeropuerto por dos días, sin poder entrar ni salir de Migración. No eran aceptados aquí ni en ningún otro Estado, porque no tenían visa para viajar.
Además, la Cancillería afirmó que la imposición de visas se debe al flujo anormal de ciudadanos de esos nueve países y que se cree que es porque buscan viajar a EEE.UU. de forma ilegal.
Hace dos semanas, luego de las consultas respectivas, el presidente Correa anunció que revisará su decisión de abrir las fronteras. Pues se ha demostrado que no ha traído los resultados esperados en materia de inversión y turismo internacional.
Estos hechos demuestran al Canciller que sus acciones deben tener también un sustento técnico. Un hecho que parece evidenciar un giro en esa política fue que Ecuador decidió apoyar a Japón ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Esto fue anunciado el martes pasado, durante la visita del Presidente a ese país. Dos años antes, el país votó por Irán para que entrara al Consejo.