Los errores de la seguridad de la Asamblea

Las medidas de seguridad todavía fallan en la Asamblea Nacional. Hace menos de una semana, el miércoles pasado, Otto C., pasó sin problemas los filtros de la escolta legislativa.

Se lo vio por los pasillos y en los pisos del edificio, en la Piedrahita y Gran Colombia, en Quito. Por su actitud sospechosa, personal del departamento de Comunicación le pidió identificarse y él salió al paso diciendo que debía hablar con asambleístas. Más tarde cuando fue llevado a la Policía Judicial, se percataron de que tenía 18 detenciones anteriores por robo a la fuerza y hurto, entre otras cosas.

Lo extraño es que para acceder a la Asamblea, los periodistas, por ejemplo, deben presentar la cédula de identidad y a cambio reciben una tarjeta de "prensa externa", que deben colocarse en un lugar visible.

En el interior, es común tener altercados con los policías militares que preguntan a dónde se dirige, por qué está en determinado piso. Incluso tienen problemas para mantenerse en los pasillos del Pleno, los asesores de comunicación de los legisladores.

Hoy, personal encargado de verificar quién ingresa al edificio, no reconoció al viceministro de Agricultura, Miguel Carvajal. Además de pedirle que se identifique lo siguieron cuando ingresó al hall de la Asamblea. Coincidentemente  se encontró con la legisladora Irina Cabezas, con quien manifestó su molestia por los excesivos controles.

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