El Parque El Arbolito y sus alrededores ha sido uno de los principales puntos de concentración de los manifestantes, este 8 de octubre del 2019. Fotos: Álex Puruncajas / EL COMERCIO
Tres camionetas repletas de cajas de cartón con pan, frutas y colas llegaron a las avenidas Tarqui y Seis de Diciembre, al norte de Quito, al mediodía de este 8 de octubre del 2019. “Alimentos para nuestros hermanos”, “comida para el pueblo”, eran algunas de las frases escritas en cartulinas sobre los automóviles.
Las provisiones de alimentos llegaron desde las universidades Central, Salesiana y Católica que se organizaron para la recolección.
Los alimentos se repartieron a centenares de indígenas que se concentraron en El Parque El Arbolito y sus alrededores, desde donde tienen previsto avanzar hasta el Palacio de Carondelet.
“Esta es una marcha pacífica, pedimos a los policías que no nos lancen bombas como pasó ayer (8 de octubre)”, dijo uno de los manifestantes, cubierto por una gorra y un pañuelo. “Nosotros no hemos cometido los actos vandálicos”, reiteró al ser cuestionado sobre la destrucción de calles y casas y las agresiones a periodistas y militares.
En el sector, miles de indígenas esperaban noticias de la llegada de sus compañeros y de sus bases para conocer la hora del avance hasta la Plaza Grande, custodiada por militares. Pero había una certeza entre la mayoría de manifestantes: el paro es indefinido.
Por ello, a la espera de informaciones de sus bases, en la Seis de Diciembre -afuera d ella Contraloría General del Estado- se encendió una fogata. Con cornetas de plástico, banderas, carteles y pañuelos, los indígenas aguardaban para emprender el recorrido hacia el centro de la capital, ciudad en la que se suspendieron todos los transportes urbanos y municipales desde las primeras horas de la mañana.
“Íntag libre de minería” decía uno de los carteles que se puso en uno de las estructuras de la Contraloría.