Los altibajos y las tensiones han caracterizado la relación entre Ecuador y Estados Unidos durante el Gobierno de Rafael Correa, pero, pese a los roces, la realidad parece demostrar que los vínculos son fuertes y su mantenimiento una necesidad para ambos países.
La prueba más reciente de ello es la reunión que se anuncia para junio entre el canciller Ricardo Patiño y la secretaria adjunta del Departamento de Estado estadounidense para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, un encuentro que cobra especial interés tras los últimos episodios vividos en la relación entre ambos países.
Lejos quedan momentos difíciles como el de la expulsión de Ecuador de la embajadora Heather Hodges en 2011, pero en los últimos tiempos se han producido otras situaciones complicadas por la posición del Gobierno ecuatoriano en los casos del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, y del ex técnico de la CIA Edward Snowden, ambos reclamados por EE.UU.
Claro que a Ecuador tampoco le han agradado revelaciones sobre otros asuntos, como las que indican que la CIA habría intervenido en un bombardeo colombiano ocurrido en marzo de 2008 contra una base que las FARC habían instalado de forma clandestina en territorio ecuatoriano, un asunto que Quito considera grave y sobre el que ha pedido explicaciones a Washington.
El Ejecutivo ecuatoriano también ha tomado decisiones que afectan a la presencia norteamericana en el país, como pedir la retirada de militares estadounidenses de la embajada en Quito, el anunciado cierre de la oficina de cooperación antidrogas o el cese de actividad de la Usaid (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, en inglés), previsto para septiembre.
Son medidas que EE.UU. lamenta, aunque respeta por su carácter soberano y, según fuentes oficiales estadounidenses, no deben afectar a la relación bilateral.
“A pesar de que en todas las relaciones bilaterales (…) hay de vez en cuando trabas o puntos de desacuerdo, en nuestro caso, Estados Unidos y Ecuador tenemos mucho más en común que diferencias y seguimos comprometidos con el Gobierno y el pueblo ecuatoriano en buscar y avanzar en áreas de interés mutuo”, dijo el agregado de prensa de la embajada en Quito, Jeff Weinshenker.
Esas medidas, según la fuente, no implican que “no haya buena cooperación en una amplia gama de otros temas, como el comercio. Seguimos siendo el principal socio comercial del Ecuador y se estima que este año romperemos un récord en la balanza comercial”, con transacciones por valor de cerca de USD 19 000 millones, señaló.
Además, cerca de dos millones de ecuatorianos residen en EE.UU., primer emisor de turistas a Ecuador y del que proceden miles de estadounidense radicados en el país andino.
Pero Correa es un gobernante critico con Estados Unidos en varios aspectos y no ha dudado en cuestionar temas como la existencia en ese país de la pena de muerte, el uso de aviones no tripulados y las actividades de espionaje, al tiempo que se ha mostrado firme ante lo que considera “intromisiones” del país norteamericano en asuntos ecuatorianos.
Sin embargo, pese a ello y a los complicados episodios recientes, el mandatario siempre se ha mostrado partidario de mantener una buena sintonía y no desaprovecha la oportunidad para mencionar sus estudios de postgrado en ese país y aquellos aspectos en los que considera que EE.UU. es un ejemplo para el mundo.
Y es que, más allá de las fricciones, la relación es necesaria para ambos países y sus gobiernos, según expertos como el profesor de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) Juan Carlos Donoso, quien comentó que entre los funcionarios intermedios de ambos países ésta es “excelente”, por más que existan roces en los niveles políticos más altos.
“No tendría sentido para el Gobierno ecuatoriano una ruptura de relaciones”, según Donoso, quien considera que el Gobierno, en ese sentido, ha sido “pragmático” al considerar el peso comercial de la relación y sacar las competencias de Comercio Exterior de la Cancillería, cuyo titular, de acuerdo al especialista, “se opone” a intensificar los lazos comerciales con EE.UU. y ha sido impulsor de las relaciones con Irán.
Para este experto, se trata, en definitiva, de una relación necesaria para los dos países. Para Ecuador porque no puede darse “el lujo” de romper con su principal socio comercial y para EE.UU., entre otros motivos, por el apoyo que el país, considerado zona de tránsito del narcotráfico internacional, puede ofrecer en la lucha contra las drogas.