Domingo Paredes cierra una etapa de tres años en el CNE

Domingo Paredes presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE). Foto: EL COMERCIO

Paúl Zamora M. Redactor
politica@elcomercio.com (I)
El escritorio de la oficina presidencial del Consejo Nacional Electoral (CNE) está atiborrado de libros, la mayoría de materia electoral y de democracia. Domingo Paredes, el presidente de este organismo, es quien ha recopilado ese material didáctico en las misiones electorales que ha realizado.
Ocupa estas oficinas desde hace 36 meses y desde allí administró la política electoral del país.
Este jueves, el azar decidirá el nombre de los dos vocales electorales que dirán adiós al organismo y que serán remplazados por otros ciudadanos. El grupo del que saldrán los dos nuevos consejeros electorales está aún en la fase de concurso público de méritos y oposición en el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. El proceso de selección ha recibido una denuncia pública por supuestas irregularidades en la calificación que impulsa el colectivo de Red de Mujeres Políticas del Ecuador.
El tiempo transcurre y el calendario dentro del CNE está listo para la sucesión. Hoy y mañana Paredes estará en Lima. El jueves por la tarde –luego de que se conozca el nombre de los dos consejeros- realizará una rendición de cuentas en el Pleno que se instalará en el Salón de la Democracia.
Independientemente de si él tenga o no que abandonar el cargo, su período presidencial terminó. “Este es el epicentro de todo, la entidad más sensible del país, aquí se distribuye el poder político”. La frase resume una de las lecciones aprendidas por Paredes, a quien los colaboradores lo conocen como ‘El Gato’, por sus ojos azules y también por su astucia.
Para referirse a la gestión de estos tres años suelta cifras: del 3% de confianza institucional que existía en el 2011, hoy el CNE tiene el 35%; el ausentismo, que se ubicaba en el 29% en el 2011, ahora es del 17%. Se refiere además a la automatización de los procesos electorales con la implementación del voto electrónico, el fortalecimiento institucional, la proyección internacional y la creación de proyectos de inclusión electoral. Asegura que él junto con el vicepresidente, Paúl Salazar, y los consejeros Nubia Villacís, Juan Pablo Pozo y Rosana Silva han transformado el CNE.
No obstante, han sido el centro de la crítica. Las elecciones presidenciales del 2013 y las seccionales del 2014 pusieron al organismo bajo la lupa de la opinión pública. Procesos como la reinscripción de partidos y movimientos políticos por una ola de firmas falsificadas también levantó cuestionamientos sobre la eficacia del organismo. Otro tema sensible fue la descalificación de miles de firmas del colectivo Yasunidos que impulsó una consulta popular para la no explotación en el Yasuní. La independencia de esta organismo electoral se puso en entredicho.
El Observatorio Ciudadano realizó una evaluación del organismo electoral y el saldo es negativo. Señala que el CNE no garantizó el denominado “principio de certeza técnica”. Se refiere a que los procesos tecnológicos que se han implementado han dejado dudas en lo contractual y que no hubo la posibilidad de que los actores políticos realizaran auditorías.
Sobre los procesos de consulta popular, aseguran que existe una duda en materia técnica y conocer las fuentes sobre las cuales se contrastan las firmas. El cómo las califican fue “una discrecionalidad”.
Xavier Buendía, director del Observatorio, sostiene que existen dudas sobre la independencia de este poder del Estado con respecto al Ejecutivo y recuerda que el presidente del CNE fue un invitado al homenaje de Pedro Delgado organizado por el presidente Rafael Correa.
Aunque también reconoce el trabajo de consejeros como Silva por la promoción de los derechos de las minorías y de Pozo por el impulso a la democracia comunitaria.
Los cinco consejeros llegaron al máximo organismo de administración electoral del país con escasa experiencia electoral. Básicamente habían participado como delegados de los partidos u organizaciones políticas y otros como miembros de las juntas receptoras del voto. Ahora se han convertido en conocedores de la materia electoral, brindan discursos internacionales y participan en seminarios de alto nivel.
Para Paredes esto revela que ahora el organismo está liderando un cambio y lleva la vanguardia en proyectos como los de inclusión.
Los dos consejeros que deban marcharse lo harán a mediados de diciembre, luego de un proceso transición. Junto a ellos deberán irse sus equipos de trabajo: siete funcionarios en el caso de los vocales y 10 en el caso de Paredes.
“Cuando llegamos sabíamos que a los tres años había un sorteo. Si salgo volveré a la cátedra”, dice Paredes, quien considera que el reto para los tres vocales que permanezcan será dar continuidad a los proyectos. “Si me tengo que ir me voy tranquilo. Fue durísimo el trabajo” dice sentado en el sillón de la sala presidencial.