Gonzalo Ortiz Crespo. Colaborador de las administraciones de la Izquierda Democrática.
Su experiencia. Fue Secretario de Comunicación y de la Administración del gobierno de Rodrigo Borja. Ex concejal de Quito.
Su punto de vista. La pugna de dirigentes llevará al despeñadero a la Izquierda Democrática.
¿La crisis interna de la ID es el signo del final del partido?
Lamentablemente suscribo una reciente declaración de Andrés Vallejo: es el suicido de la ID.
¿Quiénes son los responsables de este suicidio?
Esta pugna implica dividir aún más a un partido que ya estaba muy fragmentado. En medio de pugnas personales la organización se ha ido deshaciendo. A pesar de ser amigo de Andrés Páez y respetarlo, creo que él es uno de los principales responsables.
¿Pese a que Páez asumió el partido en el momento más difícil, cuando ya había sido golpeado por la resaca de la revolución ciudadana?
Hubo un momento en que la gran prensa puso a la ID en el mismo saco del resto como si fuera parte de la partidocracia. Creo que fue un error. La ID era un partido diferente: ideológico y con cuadros honestos.
En el período 2003-2007 la ID estuvo a la sombra del PSC en el Congreso hasta que llegó el “fuera todos”.
Hay que reconocer que en el Congreso existió la necesidad de llegar a pactos puntuales, porque habían enemigos comunes, como (Abdalá) Bucaram. Los demócratas debían unirse, aunque fuesen del signo de derecha. (Con esos antecedentes) Páez asumió y se dedicó a perseguir a las personas que no estuvieron con él, sino con Ramiro González (en las primarias). Eso hizo que se alejara gran parte de la militancia.
¿No existían mecanismos internos para procesar ese tipo de divergencias?
En el partido existían estas posibilidades de procesamiento. Quiero recordar el enfrentamiento entre Rodrigo Borja y Raúl Baca, que se procesó internamente, incluso con primarias. Páez debió llamar a la unidad a quienes no estuvieron con él.
¿Cuál es la responsabilidad de la dirigencia histórica?
La dirigencia histórica ha hecho bastante en privado. Conozco que ex presidentes del partido, como Andrés Vallejo y Guillermo Landázuri han tratado de hacer lo que es posible. Se ha hecho llamados a la cordura, a la moderación y a la unidad. Pero desde el 2009 hay un constante deterioro.
¿La ID no pudo recuperarse del retiro político del ex presidente Rodrigo Borja?
Su salida sí afectó al partido. Rodrigo tenía el derecho a retirarse de la vida política y lo ha cumplido a rajatabla.
¿Es un golpe para el ex presidente Borja la actual situación de los ‘naranjas’?
No he conversado con él en los últimos días, pero sé por otras personas que está muy afectado, muy dolido con lo que pasa.
¿Cuánto afectará la pugna Páez-Dalton Bacigalupo cuando el objetivo es recoger firmas para la reinscripción?
Hasta podría ser que recojan las firmas. Pero lo peor de todo es que se va a dejar el caso en manos del actual Gobierno, que va a estar encantado con hacer más pedazos al partido.
¿El Gobierno?
Todos sabemos que los nuevos miembros del Consejo Nacional Electoral son del Gobierno. Entonces va a tener el ‘platito’ para servirse los últimos bocados.
¿Entonces la ID está condenada a su desaparición?
No me animaría a decir eso. Lo que sí sé es que hay dos directivas y esa pugna se va a resolver jurídicamente ante las autoridades electorales. Cuando hay disputadas por la sede y cadenas en la puerta no parece posible una reconciliación.
¿Ese tipo de imágenes ahuyentan a las bases?
Definitivamente. Pero creo que la socialdemocracia va a sobrevivir. Es imposible que esa alternativa política e ideológica desaparezca del Ecuador. Entiendo que con el permiso de Rafael Correa, Ramiro González está dirigiendo un movimiento socialdemócrata. Y seguramente habrá otros.
¿Y la ID?
Creo que esa marca, ese nombre político tan conocido, posiblemente desaparezca.
¿La figura de Henry Llanes no puede ser la solución? ¿No hay que darle el beneficio de la duda?
Le doy todo el beneficio de la duda. Ojalá pudiera hacer un gran papel, pero dudo que pueda hacerlo por su papel político.
¿Por qué motivos?
Porque no ha hecho una militancia constante en el partido. Entonces, no es precisamente un imán para la militancia. Allí se necesita una figura de gran relieve con una coherencia con los principios del partido.
¿No sería un acto de generosidad de Bacigalupo dar un paso al costado y que la nueva directiva responda por el desenlace del partido?
Es una pregunta que podría responder Dalton Bacigalupo. Pero viendo así las cosas y conociendo su carácter veo difícil que lo haga. Hay mucha enemistad que difícilmente podría resolverse.