En el pueblo originario de Sarayaku la normalidad es evidente. Pese a que ayer, alrededor de las 10:00, dos helicópteros de la Policía, sobrevolaron y aterrizaron en la pista del poblado de Pastaza.
De acuerdo con José Gualinga, presidente de la directiva del poblado amazónico, ellos mantienen la posición de custodiar la integridad de Cléver Jiménez, Fernando Villavicencio y Carlos Figueroa, quienes fueron sentenciados a cárcel por un juicio de injurias que les siguió el presidente Rafael Correa, a propósito de unas declaraciones que hicieron sobre la revuelta policial del 30 de septiembre del 2010.
Actualmente el paradero de los tres presuntos prófugos de la justicia es incierto. En Sarayaku solo saben que para estar más seguros, cambian de sitio aleatoriamente y se alojan en algún lugar de la selva, lejos de los centros poblados.
Gualinga explicó que como pueblo originario tienen una propuesta que ya fue expuesta al ministro del Interior, José Serrano. Se trata, dice el dirigente, de formar una comisión en la que participen representantes de los organismos de derechos humanos internacionales, el Gobierno y Sarayacu así como expertos en el tema.
“Queremos que nos confirmen la versión de las medidas cautelares dictadas a favor del asambleísta (Cléver Jiménez) para nosotros tomar una decisión. Cuando sepamos si la medida es aplicable o no, veremos si seguimos con el apoyo”, dijo Gualinga.
Según el directivo en la población hay cazadores y la mayor parte de los hombres tienen escopetas. “Eso es de conocimiento público y más para el ministro Serrano que trabajó y vivió en Sarayacu. Él nos conoce, fue nuestro abogado y sabe qué tipo de armas tenemos”.
La población conserva la alerta. Esta implica que todas las personas están atentas a cualquier movimiento. Por eso cuando el helicóptero aterrizó, la mayoría corrió a la pista. Pero, aclara Gualinga, eran jóvenes, estudiantes, mujeres y niños que siempre tienen la misma actitud cuando una aeronave llega a la zona.
Incluso aseguró el directivo que las comunidades aledañas como los Achuar, Kichwas de Boveras, Záparos, mostraron su solidaridad y están listos para acudir a la ayuda de Sarayaku. “Somos alrededor de 2 000 personas que defenderemos nuestros derechos. Mientras siga el hostigamiento, mantendremos la posición”.
Para Patricia Gualinga, también dirigente de Sarayacu, no hubo impedimento para nadie. “Sabemos que se acercaron a algún morador y le preguntaron algo pero no se bajaron ni se identificaron. Luego nos contaron que en la aeronave estaban gente de la Policía Judicial e incluso el mismo ministro Serrano”.
Los encargados de la comunicación de la población comentaron también que se enviaron comunicaciones a las organizaciones defensoras de los derechos indígenas a escala internacional, al Papa Francisco y a la ONU.