Fausto Quimí caminaba de un lado a otro en el patio del Colegio José María Egas, en la ciudadela Santa Mónica, sur de Guayaquil.
Tenía su cédula en la mano derecha y una botella de agua en la izquierda. Sobre su cabeza una gorra de tela jean para protegerse del sol, que a las 10:30 de ayer alcanzó su máxima intensidad.
“Siempre he sufragado aquí”, repetía desconcertado hasta que decidió acercarse a un coordinador del Consejo Nacional Electoral (CNE). “Cómo sé dónde me toca votar”, le preguntó. Le recomendaron revisar la página web del CNE o llamar al 150.
Y eso hizo. Llamó desde su celular. Tenía que caminar hasta el Colegio Cayetano Tarruel, más al sur. Llegó allí en 15 minutos.
La desinformación y la falta de capacitación de los miembros de las Juntas Receptoras del Voto (JRV) fue evidente en el Colegio José M.Egas. Según Angélica Cornejo, coordinadora del CNE, los delegados no sabían cómo llenar las actas finalizado el escrutinio. “El sistema informático, a la hora de escanear las actas, acepta únicamente números con una grafía previamente establecida”.
Los miembros de las JRV no sabían aquello. Por eso Cornejo buscó la forma de capacitarlos sobre la marcha. Les repartió una hoja volante en la que se mostraba cómo dibujar los números.
Hasta el recinto del Colegio Cayetano Tarruel llegó Fernando Gutiérrez, defensor del Pueblo. Ahí constató inconsistencias en el sufragio de los miembros de la Policía y Fuerzas Armadas. Solo se habían repartido 400 papeletas para los uniformados y a las 11:30 ya se había terminado. “Han tenido que prestarle a otros recintos. Vamos a reportar esto al Consejo Electoral”.
Al norte, en cambio, centenares de residentes en Guayaquil pero que sufragan en otros cantones y provincias se agolparon desde temprano en la vía a Daule.
La presencia de personas desde el acceso a la Perimetral hasta Pascuales era masiva. El objetivo: lograr transportarse. En la Terminal Terrestre en varias cooperativas se agotaron los boletos. Hubo desesperación en los usuarios.
En Pascuales, parroquia urbana de Guayaquil, los habitantes madrugaron. En el Colegio Carlos Julio Arosemena, donde estaban 28 mesas electorales, no hubo mayores retrasos a la hora de instalarse las juntas que funcionaron en doce aulas y dos carpas.
Un panorama de desinformación se vivió en la Ciudadela Universitaria, norte de Guayaquil. En ese lugar se congrega una gran parte de la parroquia Tarqui.
Hubo quienes deambulaban, pues el sitio respecto a la pasada votación había cambiado. Macario Mendoza se quejó de falta de información del CNE en el lugar.
En cambio hubo quienes felicitaron la organización. Como Holanda Márquez, quien por razones de salud no podía subir al primer piso de la facultad de Ciencias Químicas. Una delegada bajó con un militar a recibir su voto.
En la Facultad de Educación Física y en el Tecnológico Espíritu Santo, en la avenida Tanca Marengo, se notó una mejor organización. Allí el proceso se cumplió dentro del Coliseo de Deportes.