Manuel Chiriboga, investigador de temas agrarios, revela que el país ha desperdiciado oportunidades para investigar el genoma del banano.
El Gobierno cree que fue un error de la Constitución del 2008 haber declarado al país libre de transgénicos. ¿Existen países libres de transgénicos?
Hay países en Europa que han limitado la entrada de semillas genéticamente modificadas o prohibido su uso en la agricultura. En América Latina creo que solo Perú y Ecuador lo hacen. Otros países tuvieron esa política por mucho tiempo, como Brasil, pero terminaron abriéndose a su uso.
Entonces, ¿es realista hablar de países donde no existen productos transgénicos?
Mire, le voy a contar un par de anécdotas. En Perú, un amigo investigador estuvo observando plantaciones de soya en la Amazonía y encontró cultivos con semillas genéticamente modificadas. En nuestro país hay gente que dice que hay cultivos donde se usan este tipo de semillas. Y hay dos cultivos en el mundo: soya y algodón, donde simplemente no existen semillas que no sean genéticamente modificadas. Las semillas viajan, incluso en las maletas de los agricultores.
Si es así, lo escrito en la Constitución del 2008 se estaría incumpliendo.
Más allá de haber declarado al Ecuador libre de transgénicos, en el país no existe política ni protocolos sobre los transgénicos. No basta que exista una declaración constitucional. Se necesitan mecanismos de supervisión.
¿Como cuáles?
Por ejemplo, hacer exámenes a las semillas que ingresan al país. Eso incluye controles de agrocalidad en aeropuertos, lo cual no existe. No se ha creado la capacidad, la infraestructura ni los mecanismos para que la decisión política que se tomó en el 2008 termine cumpliéndose.
Ahora, ¿qué tan generalizado está el uso de estos productos transgénicos?
Los organismos genéticamente modificados tienen un espectro muy amplio. Tiene que ver no solo con plantas, sino también con animales y con la medicina. La insulina, por ejemplo, es el producto transgénico más significativo y de uso común. Hoy en día, para controlar la malaria se está usando mosquitos genéticamente modificados para frenar la reproducción. Esos nuevos mosquitos producen huevos infértiles, ocasionando que se detenga la expansión del dengue y la malaria. Eso se hace en EE.UU. y se está probando en varios países de África.
Si el desarrollo de transgénicos apunta a mejorar el bienestar de la gente, ¿por qué hay tantos temores ? ¿Dónde están los riesgos?
Hay tres tipos de riesgos. Uno tiene relación con el impacto en la salud de las personas. Mucha gente argumenta que no hay suficiente evidencia, ni mucho tiempo de observación, para saber si el consumo reiterado de alimentos originados en semillas genéticamente modificadas produce daños en los seres humanos.
¿Es real ese riesgo?
No he visto evidencias ciertas sobre efectos en la salud. Hace pocos días hubo un informe de un investigador francés al respecto.
¿Qué decía?
Era sobre el efecto que tenía el consumo de un maíz transgénico NK603, asociado al uso de un herbicida, en la muerte de ratones. Pero ese estudio fue desechado por falta de evidencias.
¿Quiénes analizan esos riesgos, son confiables?
En el 2010, el Consejo Científico Norteamericano hizo un estudio sobre este tema. Y señaló que en el tema de la salud no existen evidencias de riesgos. Lo que sí planteó fue un problema sobre la transmisión genética horizontal.
¿Qué significa eso?
En las semillas de maíz, por ejemplo, existiría el riesgo de que se presente una polinización hacia otros vegetales del entorno.
¿Y cuál sería el impacto?
Se afectarían las características biológicas de las plantas del entorno y se reduciría su potencial uso para el presente y el futuro. En territorios donde no hay mucha biodiversidad no habría mayor problema, pues el entorno ya es muy homogéneo.
Pero sería un gran riesgo para Ecuador, por la biodiversidad que tiene.
Sí. De revisarse la Constitución debiera debatirse sobre el desarrollo de los transgénicos en ciertas áreas. Yo no vería mucho problema en aquellas zonas especializadas en cultivos de banano, maíz, cacao o arroz, pero me parece de alto riesgo introducirlas en la Sierra, donde se producen papas y otros tubérculos que son alimentos de la humanidad.
Volviendo al tema de los riesgos, usted dijo que habían de tres tipos. ¿Cuál es el tercero?
La gran industria proveedora de insumos tiene un gran espacio de desarrollo en las semillas genéticamente modificadas. Se cree que si los productores se dedican a utilizar estas semillas quedarían dependientes de ellas, incluso pagando regalías por su uso. Nuestros campesinos ahora guardan las semillas para sus posteriores siembras. También se teme que, dadas las características de las nuevas semillas y su precio, se termine beneficiando a las medianas y grandes empresas, porque solo ellas serían capaces de tener operaciones a gran escala que justifiquen los costos.
¿Los riesgos económicos, en la salud y en la biodiversidad son manejables?
En el caso de la Salud, el tema fundamental es la información, para que la gente esté en capacidad de escoger lo que consuma.
¿Y cómo saben los consumidores si un producto es transgénico?
Las etiquetas de los productos deben señalar si fueron elaborados con elementos genéticamente modificados. Todos los elaborados con base en la soya, por ejemplo, entrarían en la lista, ya que la soya que se produce en el mundo ha sido modificada genéticamente. En Estados Unidos y Europa ya se utilizan etiquetas en productos con estas características.
El Ministerio de Salud está elaborando actualmente un reglamento sobre las etiquetas en los alimentos procesados. ¿Ahí debiera constar la información al consumidor sobre los transgénicos?
Me parece que sí.
¿Qué debiera tener en cuenta un consumidor a la hora de elegir un producto de este tipo?
Debe existir un centro de información donde la gente pueda informarse sobre las evidencias que existen, de uno y otro lado.
Actualmente, ¿qué productos se consumen en el país sin que la gente esté plenamente consciente que se trata de transgénicos?
Cualquier producto vinculado a la soya o al maíz importado. Por ejemplo, los aceites.
Ahora, ¿cuál es el escenario para Ecuador si mantiene la declaración de ser un país libre de transgénicos?
No podemos ignorar este tema. Es más, si el Plan Nacional de Desarrollo del país define que nuestra especialización de largo plazo son los productos relacionados con la biodiversidad, la única manera de hacerlo es con ingeniería genética. Y Ecuador debiera hacer varias cosas al respecto.
¿Como cuáles?
Primero, tener una política sobre los transgénicos, que no la tiene. A lo mejor no nos interese que ingresen al país semillas genéticamente modificadas, pero sí nos interese promover estudios. Para eso necesitamos una política sobre biotecnología; es imprescindible y no la tenemos. Segundo, necesitamos un consejo de bioseguridad, con científicos de altísimo nivel, que sí hay en el país. Tercero, empezar a hacer investigación genómica, pues en agricultura ha existido una revolución en investigación.
¿En qué sentido?
Hasta un poco antes del año 2000, toda la investigación estuvo vinculada a la llamada revolución verde, que incluía semillas, fertilizantes y pesticidas. Pero con el descubrimiento del genoma, que contiene toda la información genética de un organismo, todo cambió, no solo en la agricultura, sino también en la medicina.
¿En Ecuador se está aprovechando y utilizando eso?
Me acabo de enterar que hace tres o cuatro años, un grupo científico internacional, con sede en China y Filipinas, decidió empezar a estudiar el genoma del banano. Vinieron acá para que Ecuador se integre a esa investigación. Pidieron una contribución ridícula de unos USD 100 000, pero a Ecuador no le interesó. ¡No puede ser! Me parece un crimen que el mayor exportador mundial de banano no se dedique seriamente a investigar el genoma del banano. Y si decide hacerlo ahora nos costará muchísimo acceder a esa información, la cual ya está publicada.
¿Hay otros casos?
Actualmente se está llevando a cabo la investigación sobre el genoma del cacao y tampoco estamos participando. Esto debe llamarnos a reflexionar sobre lo que estamos haciendo en investigación científica y tecnológica, sobre todo en aquellos temas que son prioritarios para el país.
¿A qué institución del Estado le corresponde esa tarea?
Me parece que la Senescyt juega un papel crítico, ya que es la encargada de la ciencia y la tecnología. Obviamente tienen que entrar otras entidades como Agricultura, Relaciones Exteriores, etc. Pero yo sé que en las investigaciones sobre el genoma del banano, las personas que llegaron al país hablaron con todos ellos, incluidos los del sector privado. Y no pasó nada, pese a que hay buenos laboratorios en el país.
¿En dónde?
La Espol de Guayaquil, por ejemplo, tiene un trabajo notable sobre biotecnología en el caso de banano. Están haciendo cruces de variedades para hacer un banano más resistente a la enfermedad del ‘Mal de Panamá’. Y están haciendo algo similar para enfrentar la sigatoka. Lo triste de esto es que esas investigaciones no reciben un aporte público. Se están financiando con recursos propios y con aportes privados. Al Gobierno le debe interesar tener laboratorios equipados para saber si están ingresando al país semillas modificadas genéticamente. Caso contrario es muy poco lo que se puede controlar.
¿O sea que pudieran estar ingresando al país semillas transgénicas y ni siquiera nos damos cuenta?
Así es. Y eso le pasó a Brasil, que tuvo que tomar decisiones cuando se dio cuenta que había sido invadida con soya transgénica. Ahora, el único país en América Latina que está haciendo esfuerzos significativos en ingeniería genética es Brasil y hay buenas posibilidades de cooperación científica, a lo mejor a través de la Unasur. Brasil, por ejemplo, ha desarrollado un fréjol genéticamente modificado. Uno de los mayores éxitos en modificación genética ocurrió con la piña hawaiana. Con la investigación se consiguió una nueva variedad resistente a un virus que estaba acabando con su producción. El reto es utilizar el desarrollo científico para nuestros productos.
¿Ecuador puede competir en el mundo sino entra en la lógica de la producción con semillas transgénicas?
En el mundo hay espacio para productos no transgénicos. Si usted va a Health Foods en Estados Unidos no existen productos de este tipo. Son mercados de nicho.
En este escenario, el debate que planteó el Presidente sobre declarar al país libre de transgénicos ¿es válido?
Creo que sí, es fundamental que lo haga seriamente en tres escenarios: uno científico, con gente que conozca sobre estos temas. Otro es económico y uno final vinculado a las concepciones que existan sobre el desarrollo. Aunque me parece que el debate se ha concentrado mucho en lo político, sin la suficiente argumentación científica.
¿Entonces sí fue un error la declaración que se hizo en la Constitución del 2008?
Creo que sí. Fue un cierre tan absoluto que ni siquiera se podía hacer investigación, a menos que existiera una autorización expresa de la Presidencia.
HOJA DE VIDA
Manuel Chiriboga
Su experiencia Sociólogo de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. Ha realizado investigaciones en zonas rurales de América Latina. Ex jefe negociador del TLC entre Ecuador y Estados Unidos.
Su punto de vista. Ecuador necesita realizar investigaciones para desarrollar mejores productos. La ingeniería genética es la clave.