El debate sobre el escalafón docente empieza

Iván Carvajal. Es catedrático de la Universidad Católica.  Archivo / EL COMERCIO

Iván Carvajal. Es catedrático de la Universidad Católica. Archivo / EL COMERCIO

Para un sector de profesores, el reglamento de escalafón docente, aprobado el 31 de octubre, puede dar lugar a la extinción de la universidad pública. En estos días, el debate se ha centrado en que, entre otras cosas, la nueva normativa irrespetaría sus derechos adquiridos.

Para René Ramírez, secretario Nacional de Educación Superior, (Senescyt) el punto es definir si Ecuador quiere tener una universidad que solo transmite conocimiento o una que lo genere.

“El reglamento no premia lo que el docente e investigador debe hacer en su vida cotidiana sino el mérito, lo adicional”, dijo.

Según el reglamento, para ser profesor titular principal de universidades y politécnicas públicas y privadas se debe contar con un doctorado (PhD o equivalente). El incumplimiento de este requisito invalidará el nombramiento otorgado en un concurso.

Según el Consejo de Educación Superior (CES), al momento, apenas el 2% de la planta docente cuenta con PhD.

Mientras que casi el 40% tiene apenas licenciatura u otro título de tercer nivel. Esto a pesar de que la Ley de Educación Superior del 2000 ya disponía a los docentes obtener títulos que trasciendan el tercer nivel.

El catedrático de la Universidad Católica, Iván Carvajal, reconoce que es importante contar con un escalafón. Además indica que está bien premiar a quien tiene doctorado, pero sin que ello signifique conculcar derechos de otros.

Según él, uno de los problemas es saber si será factible formar a tantos doctores, para todas las carreras universitarias en tan corto tiempo. Pregunta si todos los arquitectos que enseñan arquitectura deberían tener un título de doctor o más bien debieran saber construir bien. “Es que no entienden que el doctor es quien hace una carrera universitaria para ser investigador”, puntualiza.

Jaime Calderón, presidente de la Asociación de Profesores de la Politécnica Nacional, teme que en Ecuador se empiece a vivir un fenómeno que ya atravesó Colombia. “La famosa ‘doctoritis’ porque se cree que todo el mundo tiene que ser doctor. Aquí han empezado a desplazarse al Perú, Tumbes, Piura, para estudiar doctorados de fines de semana”.

Calderón, quien trabaja 30 años en la Politécnica y es profesor principal, de categoría 10, cuestiona también la pertinencia de que todos los docentes deban tener doctorado. En la Politécnica hay 420 profesores titulares, de 59 años en promedio. El 20% tiene doctorado y solo el 25% no tiene título de cuarto nivel.

Calderón asegura que después de toda una vida ha alcanzado la máxima categoría. “Por mis años de servicio, por la investigación, por escribir en la revista politécnica. Ahora como no tenemos PhD seremos degradados. Dicen que no nos bajarán el sueldo, pero nos reclasificarán”, señala. Y pone un ejemplo: alguien llega a coronel de la República y se les ocurre que el requisito para ser general es medir 10 centímetros más, para llegar al 1,75. “Si no tienen esa talla lo bajan a conscripto”, dice.

Siguiendo ese símil, René Ramírez indica que en las universidades del país, “todos son coroneles y nadie soldado. No se ha seguido la lógica académica de que el ascenso esté en función del mérito y no solo de la edad”.

Suplementos digitales