Los duros reparos que el presidente Rafael Correa puso a la presencia de la sociedad clerical los Heraldos del Evangelio, en el Vicariato de Sucumbíos, despertaron tensiones con la Iglesia Católica. Incluso, llevaron este impasse al terreno de la diplomacia.
El Primer Mandatario amenazó con vetar la transición pastoral iniciada en esa provincia, en noviembre pasado, por orden del Vaticano. Es decir, que los Heraldos, encabezados por Rafael Ibarguren como administrador apostólico, reemplacen a monseñor Gonzalo López Marañón, de la Orden los Carmelitas Descalzos.
Para Correa, la situación es clara: un grupo “fundamentalista y moralista” no puede afectar la labor social de 41 años de López Marañón, al frente de esa Vicaría. Por lo tanto, anunció que para objetar el nuevo nombramiento, haría uso del Modus Vivendi.
Es un instrumento suscrito en 1937 que regula la relación entre el Ecuador, como la Santa Sede. De allí que, para quienes conocen los términos de este documento, la advertencia de Correa nace de una confusión conceptual.
El Modus Vivendi es la hoja de ruta que las autoridades de ambos estados deben seguir cuando se trata de nombrar arzobispos, obispos o sus coadjutores (auxiliares eclesiásticos de los obispos).
Para el ex embajador del Ecuador ante la Santa Sede, Marcelo Fernández de Córdoba, el Gobierno está haciendo una mala interpretación del documento.
Él, cita el artículo 7 del Modus Vivendi. “Corresponde a la Santa Sede la elección de obispos. Pero en virtud de este convenio, comunicará previamente al Gobierno ecuatoriano el nombre de la persona preelegida (…)”.
Este instrumento permite que el Gobierno ecuatoriano obste un nombramiento solo por “razones de carácter político general”.
El 30 de octubre, el nuncio apostólico en Ecuador, Giacomo Guido Ottonello certificó que el papa Benedicto XVI había designado a Ibarguren, como administrador apostólico del Vicariato.
Según monseñor Antonio Arregui, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), un administrador apostólico no es un obispo, por tanto para su designación no cabía recurrir al Modus Vivendi. Así, ese nombramiento no fue canalizado a través de la Cancillería. Solo se solicitó la inscripción respectiva ante el Ministerio de Justicia, DD.HH. y Cultos, el 29 de noviembre.
Pero en el oficio 8758/10, el Nuncio Apostólico señaló que Ibarguren tendría “todas las potestades, derechos, deberes (…), al igual que un obispo diocesano”.
Pero, para Arregui, una cosa es que un administrador apostólico pueda ejercer las actividades de un obispo y otra que tenga esa jerarquía dentro de la Iglesia.
Para la CEE no están claras las razones por las cuales el Gobierno ha pretendido elevar como queja diplomática una decisión tomada por el Vaticano que no demandaba de un acuerdo previo entre estados. Y que esto diera pie a que la Cancillería expresara al Vaticano, a través del Nuncio Apostólico, su preocupación por “este problema religioso”.
Para el ex canciller y actual embajador ante Naciones Unidas, Francisco Carrión, el Modus Vivendi puede prestarse a varias interpretaciones.
En ese sentido, cree que sí debió primar la sensibilidad, pues los Heraldos no necesariamente tienen la visión social y pastoral que requiere una zona tan compleja como Sucumbíos, expuesta a múltiples factores como los grupos irregulares y del narcotráfico que están en el lado colombiano.
Si Correa decidió recurrir al Modus Vivendi para objetar a los Heraldos, Fernández de Córdoba señala que debió hacerlo de manera integral. Según el art. 7, todas estas conversaciones deben realizarse con “la mayor solicitud y reserva por ambas partes”. Por lo que la forma pública con la cual el Presidente cuestionó a los Heraldos, incluso al considerarlos una “secta”, a su criterio, no se compadece con dicho instrumento.
Para Arregui, en esos duros cuestionamientos radica otro de los errores diplomáticos cometidos por el Presidente. “Él no puede calificar como secta a una sociedad clerical que ha sido reconocida por el Vaticano”.
Para la CEE, la marcha en favor de los Heraldos, el domingo pasado en Nueva Loja, demostró que hay expectativa por la transición pastoral. Ello y el encargo al obispo de Guaranda, Ángel Polibio Chávez, como delegado pontificio de Sucumbíos, ayudarán a calmar las aguas.
El encargo de Sánchez sí requerirá del Modus Vivendi de 1937.