El movimiento Creando Oportunidades (Creo) se consolidó el 17 de febrero como la segunda fuerza política, con un promedio del 23% de la votación nacional.
Esta organización creada hace un año para impulsar la candidatura presidencial de Guillermo Lasso, ya se puso la camiseta de la “nueva oposición”. Esto, junto a la promesa de que su postura será crítica, pero también propositiva.
Analistas coinciden en que al igual que partidos tradicionales como el Social Cristiano, el origen de la matriz política de Creo es el corporativismo empresarial.
Entre otras razones porque dirigentes visibles, como César Monge, Patricio Donoso y el propio Lasso, tienen un origen e identificación con los sectores productivos, con vinculación a las cámaras industriales y empresariales.
De hecho, sus principales propuestas económicas coinciden con las acciones que impulsan las cámaras. Por ejemplo, atraer la inversión privada, como un factor para la generación de empleo y bienestar en la sociedad.
Aunque su director, César Monge, enfatiza que no todos los cuadros de Creo tienen un origen en los círculos empresariales.
Para sustentar sus palabras habla de Mae Montaño, asambleísta nacional electa, quien ha realizado un trabajo directo con organizaciones sociales de la provincia de Esmeraldas.
“Creo surgió ante la ausencia de un espacio donde podíamos ver un futuro de política diferente, con una organización institucional de liderazgos a largo plazo”, apunta Monge. Además, asegura que 24 meses antes del proceso electoral ya realizaron un “trabajo de hormiga” en las 24 provincias, en las que constituyeron directivas locales ¿Qué llevó a Creo a ser el movimiento nuevo más votado? Para el analista político Luis Verdesoto, Creo captó un importante electorado que no se identificaba más con los grupos políticos tradicionales de oposición, “Creo ocupó ese vació”, es su reflexión.
Asimismo, sostiene que esta tienda política llena el espacio que dejó el Gobierno a la oposición de derecha, para crear una suerte de sistema bipartidista, en donde el oficialismo abanderaría la izquierda dentro del país.
El analista Jorge León destaca que el crecimiento de Creo se dio rápido y con fuerza. Y coincide con Verdesoto en que el movimiento captó el electorado de los partidos tradicionales de derecha que “están en descomposición”.
No obstante, advierte que sería ingenuo pensar en que todos quienes apoyaron en las urnas a Creo lo hicieron por compartir sus principios ideológicos y su plan de Gobierno. León atribuye gran parte del respaldo a un denominado “voto útil” de sectores que se oponen al modelo de Alianza País.
“Hubo un voto de descontento ante el oficialismo, mas no de identidad ideológica”.
Con esto, los analistas concluyen en que Creo es la nueva derecha del país. Monge y Donoso respetan este señalamiento, aunque no lo comparten totalmente.
“Somos liberales: la libertad de prensa, de expresión, de empresa de decidir un futuro como país, quien nos quiera poner en otro casillero está equivocado”, afirma Donoso. Mientras que Monge indica que no van con ellos ni las “etiquetas ni rótulos ideológicos”.
En la actualidad, el trabajo de Creo se concentra en dos frentes. Uno, la tarea legislativa que impulsarán con su decena de asambleístas. Dos, el fortalecimiento de su estructura con miras a las elecciones seccionales del 2014.
En la esfera parlamentaria, el principal obstáculo para sus propuestas legales es la aplastante mayoría que tendrá el bloque de Gobierno. Andrés Páez, militante de la Izquierda Democrática y que alcanzó una curul de la mano de Creo, tiene claro ese escenario. Sin embargo, dice que los proyectos serán de calidad y no enfocados en banderas ideológicas, sino en el fortalecimiento del país.
León y Verdesoto creen que las alianzas entre los grupos pequeños serán claves para asegurar una minoría con mayor peso. “A largo plazo el método D’Hondt obliga al acercamiento de afines”. De ahí que al ser Creo la minoría más representativa, sería el eje de los acercamientos, como ya ocurrió con los socialcristianos.
A más del desafío de consolidar una oposición crítica alrededor del liderazgo de Lasso, las elecciones seccionales del año próximo servirán para determinar hasta qué punto el movimiento reafirma su segundo lugar. Con ese objetivo, la estrategia de la lista 21 parece ser tener una presencia en todo el territorio nacional, ya que su dirigencia anuncia que presentarán candidatos para todas las dignidades locales.
La votación
Con el 99,81% de actas escrutadas Guillermo Lasso alcanza un apoyo a escala nacional del 22,69% en las urnas. Es decir, 1 948 520 votos, con lo cual se ratifica como el segundo candidato presidencial con más apoyo luego de Rafael Correa.
En la votación de asambleístas nacionales Creo tiene el 11,63% de apoyo. Con estas cifras la ex constituyente Mae Montaño y el empresario Patricio Donoso tendrían una curul asegurada dentro de la nueva Asamblea Nacional.
Según datos de Creo, alcanzarían al menos ocho asambleístas provinciales; tres de ellos en Pichincha.
“Si Creo logra incorporar una relación entre lo productivo y lo territorial será un movimiento con futuro”.
Luis Verdesoto Analista político “No podemos detenernos, queremos capitalizar la votación y fortalecer el apoyo popular”.
César Monge Director de Creo