El acceso al área de hospitalización en traumatología del Hospital Carlos Andrade Marín del IESS, fue restringido ayer. Un guardia, vestido de civil, solicitaba autorización para pasar a cada persona que se acercaba. Prefirió no informar las razones de este inusual requisito.
Ayer, en esa casa de salud, el presidente Rafael Correa fue intervenido quirúrgicamente en su rodilla derecha, por el especialista del Hospital Metropolitano, Pablo Ramos Guarderas. Durante la operación en la casa del IESS, todo se manejó con reserva.Los médicos tratantes, enfermeras y personal administrativo tuvieron la disposición de no revelar detalles de la situación del Mandatario, pese al ajetreo que se vivió en el hospital.
En el acceso principal de la calle Ayacucho, centro de Quito, los guardias de la empresa Provigilancia, dejaban pasar a los autos estatales. Hasta allá llegaban ministros y funcionarios. A las 11:30 llegó la Superintendenta de Bancos, Gloria Sabando.
Pero quien más pendiente estuvo de Correa fue el ex prefecto Ramiro González, ahora presidente del Directorio del Instituto Ecuatoriana de Seguridad Social.
Pese a que la actividad en el centro de salud aparentaba normalidad, hubo un notorio reforzamiento de personal de seguridad. De hecho, se aumentó de 45 a 70 el número de guardias privados.
Incluso, uno de los guardias privados del hospital reveló que 10 médicos tuvieron que ceder sus lugares de parqueo, para que personal de la Presidencia los ocupara. En esos espacios se ubicaron los autos de seguridad del Mandatario. Aunque a Ramona Vega, de 67 años, le sorprendió ver tantos guardias, dijo que la atención en el hospital no varió.
Lo novedoso para Manuel Panchi, un betunero que trabaja en la zona hace 18 años, fue los dos patrulleros que permanecen las 24 horas en los exteriores de la 18 de Septiembre, en el tramo que va hacia la avenida Universitaria. Allí se prohibió el parqueo, porque a esa área da la habitación del Primer Mandatario.
Por los pasillos del hospital también hubo policías y personal de seguridad privada, vestidos de civil que resguardaron a Correa.
A las 12:00 llegó González, quien presidió una rueda de prensa para informar de la operación. González afirmó que la intervención “fue un éxito”. Y agradeció al personal médico, enfermeras y auxiliares de la cirugía.
El diagnóstico y cirugía
El equipo médico estuvo conformado por Pablo Ramos (encabezando el grupo) y Julio Yépez, quien maneja la parte clínica (medicación, hidratación y control de resultados). También participaron los doctores Gonzalo Arteaga, Juan Naranjo y Mónica Espinosa, jefa del área de traumatología del hospital del IESS.
Ramos explicó que el primer paso de la intervención fue la artroscopía diagnóstica, que permitió ver la magnitud del daño. Durante las dos horas de operación, el Primer Mandatario permaneció despierto, ya que para el procedimiento le aplicaron anestesia peridural (de la cintura para abajo). Por eso los galenos le explicaban cómo iba la cirugía.
Esta consistió en realizar una artroplastia total de rodilla. Es decir, colocar una prótesis entre la tibia y el fémur (ver infografía) por el desgaste de los cartílagos. Para el especialista que intervino al Presidente, lo más importante será la fisioterapia, la cual empezó apenas terminó la intervención quirúrgica. “El objetivo es quitar el dolor, recuperar movilidad y reactivar al Presidente”.
Polémica y tratamiento
Un traumatólogo que prefirió que no se publicara su nombre, recordó que el empeoramiento de Correa en su patología pudo obedecer a que no guardó el debido reposo después de la última operación realizada en Cuba (mosaicoplastia). “Luego de criticar a los traumatólogos del país, ahora, con la misma cara, pide atención de un médico ecuatoriano, ¡qué contradictorio!”.
El primer Mandatario explicó en su último enlace sabatino que decidió ir a Cuba a operarse “porque estuve mal asesorado”. “Me dijeron que esa operación no se hacía en Ecuador”. Dejó entrever que en Cuba esta no funcionó “porque el daño es más grave”.
Ayer, en el Hospital del IESS se guardó hermetismo sobre la recuperación del Mandatario. Pero el traumatólogo Fernando Arízaga dice que luego de una cirugía de este tipo, el paciente podría estar caminando casi normalmente en dos o tres semanas. Ramos confía en que la rehabilitación sea pronta. “Esta semana no debería participar en la cadena para que no se le hinche la rodilla”.
Sin embargo, aclaró que deberá usar un andador por cinco u ocho días, como máximo, y luego, por protección, se le recomendará un bastón, mas no muletas. El paso clave para terminar el tratamiento será rehabilitación diaria para recuperar la movilidad total de su rodilla lesionada.