La gira del presidente Rafael Correa por Estados Unidos no estuvo exenta de ciertos sobresaltos, sobre todo ayer.
Lo que empezó con visitas a centros científicos y hasta a una antigua prisión que se convirtió en un hotel de lujo en Boston, se enrareció con el tratamiento de asuntos políticos incómodos para el Gobierno. Sobre todo, porque están vinculados a puntos sensibles en la opinión pública estadounidense, como la crisis en Venezuela, el respeto a las libertades en Ecuador y la crítica pública de un grupo de senadores.
La combinación de esos temas configuró menos afable para la estadía de Correa, quien ayer estuvo en la Universidad de Yale, situada en New Haven, en el estado de Connecticut.
El apoyo de Correa al régimen venezolano de Nicolás Maduro, acosado por protestas que han dejado 39 muertes, fue el primero de estos temas incómodos. Se dio la tarde del martes en la Universidad de Harvard, cuando en un conversatorio privado con la comunidad académica se le interrogó si su apoyo a Maduro dejaría de ser incondicional. Pero el Presidente respondió que su apoyo está en función de la lucha contra la pobreza que, según asegura, lidera en Venezuela el heredero de su amigo y aliado el desaparecido Hugo Chávez.
Este tema salió nuevamente a colación la noche del miércoles, luego de dictar su conferencia magistral sobre el ‘sueño ecuatoriano‘ en la Escuela de Gobierno de Harvard. En ese momento se abrió una ronda de preguntas a los estudiantes. La primera fue de un alumno venezolano, que le interrogó sobre su apoyo a una administración a la que tachó de “represora” por las muertes.
Correa ratificó su postura, aunque esta vez argumentó que es la oposición venezolana la que propicia la violencia. “Creo que Maduro es incapaz de reprimir”, fue parte de la respuesta que dio en inglés.
El contratiempo más importante, sin embargo, se dio tras la difusión de la carta de ocho senadores estadounidenses (demócratas y republicanos).
Esa misiva buscó poner en entredicho los principios democráticos del Gobierno a partir de tres temas: la salida de la Agencia de Cooperación para el Desarrollo de EE.UU. (Usaid), las críticas a la Comisión Interamericana (CIDH) y la condena al asambleísta Cléver Jiménez. “Le urgimos a dar pasos significativos para fortalecer el respeto de su gobierno a los principios democráticos y reconstruir las relaciones bilaterales de forma en que prime las aspiraciones compartidas por nuestros pueblos a la libertad, la seguridad y las oportunidades económicas”.
Esa fue la parte central de la carta suscrita por los demócratas Robert Menéndez, Richard Durbin, Timothy Kaine y Patrick Leahy, así como los republicanos Marco Rubio, Mark Kirk, James Inhofe y John Cornyn. Después de lamentar y refutar el contenido de esa carta desde New Haven, la propia Nathalie Cely, embajadora en Washington, admitió que el objetivo de esa carta “era hacerla pública, que los medios la multipliquen y generar un malestar mientras el presidente Correa visita (EE.UU.)”.
La conferencia a Yale
En un acto al que no tuvo acceso la prensa que acompaña a la comitiva especial, el presidente Correa dio una charla en el centro MacMillan de Yale. Allí, luego de referirse a la campaña turística de su gobierno ‘All you Need is Ecuador’ explicar los cambios políticos en el país, destacó el crecimiento económico y la apuesta por incentivar la producción científica como parte del cambio de la matriz económica.
Finalmente, en la roda de preguntas, surgió otro temas polémico: la situación del ‘hacker’ de Wikileaks, Julián Assange. Correa dijo que se le ofreció el asilo “no porque hemos estado de acuerdo con lo que él ha hecho sino porque no había garantías en el proceso, algunos senadores lo amenazaron con procesarlo en una ley que contempla la pena de muerte”.
En contexto Este viaje es el segundo que Correa hace a EE.UU. en tres años, con filón académico. Hoy, el Presidente estará en Nueva York con empresarios, medios de comunicación y grupos de migrantes. El sábado, el Jefe de Estado realizará en esa ciudad, su enlace.