La consulta de Correa abre un debate desde tres escenarios

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La Presidencia de la República, finalmente, no envió ayer a la Corte Constitucional el banco de preguntas de su anunciada consulta popular. No se cumplió el plazo señalado por Rafael Correa, en su último enlace sabatino.

El secretario jurídico de Carondelet, Alexis Mera, llegó a Palacio a las 10:00, con una maleta en sus manos. En una breve declaración aseguró que la consulta no estaba lista y que será el Primer Mandatario quien haga el anuncio.A las 16:00, el buró político de Alianza País llegó a Carondelet. Sus integrantes no cruzaron palabra con la prensa; aunque el tema central de la cita fue la consulta. Incluso se conoció que el vocal del Consejo Nacional Electoral, Fausto Camacho, propuso al Régimen un pregunta para ordenar los procesos electorales por las revocatorias del mandato.

Mientras el anuncio oficial llega y el contenido de las preguntas es revelado, en el país político se ha abierto una serie de hipótesis para responder una interrogante: ¿Qué pretende el presidente Correa con la consulta?

Por un lado están los resultados jurídicos que el Régimen busca obtener en materia penal, constitucional y otros temas. Correa y su Gobierno, mal que bien, ya se han referido a esos aspectos.

 

Sin embargo, hay una lectura política que ha empezado a construirse.¿Está Correa interesado en consolidar una democracia plebiscitaria? ¿Ya es hora de que el carismático candidato vuelva a la tarima? ¿Comienzan a incomodarle ciertos temas de la Constitución de Montecristi?

¿En qué queda Montecristi?

La actual Constitución tiene 28 meses de vigencia y el Ejecutivo prepara su reforma. Convocar a la Constituyente fue la principal promesa de campaña de Correa, y la Carta Política que de allí salió ya ha sido violada en varias ocasiones, según señala el ex presidente Alberto Acosta.

“No es que recién ahora quieren salirse de la Constitución, ya hubo señales antes, de que no se quería respetarla”. A pocas horas de que este texto entrara en vigencia, “se transformó inconstitucionalmente el Tribunal Constitucional y nadie dijo nada”. Con esta reflexión, Acosta dice que es “preocupante” lo que sucede con el proyecto de consulta que busca emprender las primeras enmiendas. “Quiere decir que no ha habido suficiente conocimiento de lo que representaba la Constitución”.

El también ex constituyente León Roldós insiste en que la intención del Presidente es caminar hacia “el totalitarismo”, y busca “tener el control” de todo. Por eso, la consulta se muestra como “una mezcla de todo para generar manipulación y confusión”.

A su coideario, Luis Hernández, no le sorprende la intención del Régimen de intervenir en la Justicia a través de esta consulta. “En Montecristi, cuando se trabajaba en la transición, se metió mano a la Corte del 2005, para reducirla de 31 a 21 jueces”. A Acosta, este irrespeto por la institucionalidad “le huele a partidocracia y a como León Febres Cordero convertía a las cortes en su poder”.

Un legislativo debilitado

Hay incertidumbre en la Asamblea Nacional. Los grupos de oposición estiman que con las reformas que se pretenden introducir en a través de la consulta: reformas penales, la compra de renuncias a los servidores públicos, se está obviando el papel de debate político del legislativo.

Paco Moncayo (Alianza Libertad) dice que con la consulta se iniciará un proceso de democracia plebiscitaria. “Se dirá que existe un Presidente de la República y que quien legisla es el pueblo”. Por lo tanto, ya no es necesitará la Función Legislativa. A su criterio, el mensaje de Correa también es para la bancada de Alianza País: ¿para qué necesito un bloque si puedo consultar directamente a la comunidad?

En el oficialismo, la prudencia fue la tónica ayer. María Paula Romo, quien ofreció una rueda de prensa para hablar de la supuesta revancha del fiscal Washington Pesántez hacia los proponentes del fallido juicio político, esquivó las preguntas de varios periodistas.

Al igual que Moncayo, Vicente Taiano (Prian), también se mostró preocupado. “El Presidente hizo una Constitución a su gusto para concentrar el poder”. El prianista considera que Correa quiere demostrar que no necesita de una bancada legislativa y que tampoco es suficiente el poder de veto para las leyes. Ahora quiere cambiar a la Judicatura por encima del Consejo de Participación Ciudadana. Seguramente -dice- no tendrá obstáculos porque tiene una Corte Constitucional de bolsillo, que aprobará las preguntas. “Al estilo de Chávez usa su popularidad, lograda por su gasto público”.

De regreso a la tarima

Para el analista Teodoro Bustamante, el contenido de la consulta es lo de menos. Lo que verdaderamente le interesa al Presidente es medirse en las urnas. “A él le gustan las consultas, siente que se recupera, que está desgastado”. Para Bustamante, lo que pasó el 30-S no es tan idílico porque su imagen mediática no ha logrado robustecer la tesis del supuesto golpe del Estado. Por eso, busca otra campaña para ganar popularidad y redefinirla.

Hay, desde el Gobierno, una visión utilitarista sobre este proceso. La decisión de ir a consulta, para Paulina Recalde, de la firma Perfiles de Opinión, se fundamenta en el hecho de que así es “más fácil” tomar decisiones que en comunión con los otros poderes del Estado, donde pueden surgir conflictos. Por eso, Correa recurre al pueblo para legitimar temas que, como las reformas penales, conllevan cierto desgaste.

“Si consideramos que quien pregunta es un Presidente con alta aceptación, con un alto porcentaje de credibilidad, entonces sería exitoso para él”.

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