Mientras el Gobierno impulsa el proyecto de consulta popular para introducir las primeras reformas a la Constitución, aprobada en Montecristi en el 2008, Colombia rememora dos décadas de su Asamblea Constituyente.
Esta fue convocada por el entonces presidente César Gaviria y se promulgó una Carta Magna que sigue vigente y en la cual se han introducido 29 reformas. El texto sustituyó a la centenaria Constitución de 1886.En las intervenciones en las que se ha abordado el tema, Gaviria ha enfatizado dos aspectos.
Uno, se movilizó políticamente a todo un país en torno a la idea de que era necesario cambiar la Constitución por fuera del Congreso de la República.
Y dos, la gran tolerancia por las diferencias, tanto por la presencia de minorías étnicas y religiosas, como por la aceptación, por ejemplo, del pasado violento del movimiento M-19, que dejó las armas. Al margen de las enmiendas realizadas, que han dado sustento a las tesis de que si la Constitución aprobada 20 años atrás conserva su espíritu original, Armando Novoa García pondera los alcances de lo actuado.
“Fue producto del consenso de fuerzas políticas tradicionales, de grupos ex insurgentes reincorporados al seno de la nación y de la sociedad civil, en un contexto complejo”, resume el también director del Centro de Estudios Constitucionales Plural.
En Colombia “una nueva oleada de violencia desbordaba toda previsión del Estado. Fracasados los intentos de negociación política de la administración del presidente conservador Belisario Betancourt, el país vivió cruentos episodios de confrontación, acompañados de una acción armada del narcotráfico”, anota.
El constitucionalista, asimismo, se sitúa en la orilla de quienes en Colombia piensan que la Carta Magna preserva gran parte de su espíritu original. Eso sí, deplora que la peor de las enmiendas que se incluyeron fue obra de la administración del ex mandatario Álvaro Uribe Vélez.
En concreto, se refiere a la reforma aprobada en medio de un proceso viciado por la denunciada compra de votos, para facultar en el 2006 la reelección inmediata del Presidente de la República. El congresista Telésforo Pedraza, quien volvió al Partido Conservador luego de una militancia en las filas del uribismo, coincide en que la Constituyente de 1991 proyectó a Colombia hacia adelante. “El proceso fue un salto hacia la modernidad”.
Jaime Sánchez, analista colombiano de la Fundación Razón Pública, tiene reparos. La descentralización, que tuvo un buen comienzo, asegura, hoy se ahoga en la crisis por cuenta de las mafias políticas apoderadas de alcaldías y gobernaciones.
El también ex integrante de la Constituyente de 1991, propone reformas para poner coto a ese fenómeno.