Hoy, los asambleístas vuelven al Plenario. Sería el segundo que se realiza desde que el Parlamento regresó de la vacancia, el 5 de marzo. No está contemplado en el orden del día, el caso del asambleísta Cléver Jiménez. Sin embargo, lo más probable es que, desde la oposición, se lo intente.
En ese grupo no dejan de mostrar su desencanto. Los 107 favorables al oficialismo les obligan a reconocer que cualquier causa que provenga desde el rincón que ocupan en la sala del Pleno será fácilmente desestimada.
Y más aún una amnistía, que pedirá el bloque de Pachakutik en el transcurso de los próximos 15 días. “Los votos hay, lo que no sabemos es a dónde irán”, dice Lourdes Tibán, la mujer que propondrá la amnistía.
En la bancada de Alianza País no ha habido siquiera una discusión alrededor del tema. Gastón Gagliardo, del Guayas, refiere que todos los pronunciamientos realizados son de carácter personal porque aún no hay decisión del bloque.
De cualquier modo, dice estar en contra de una amnistía e incluso no se muestra de acuerdo con Virgilio Hernández, quien dijo que pediría al Presidente la remisión de la sentencia.
“Es que el señor (Jiménez) no se deja ayudar”, dice, por su negativa a ofrecer las disculpas públicas a Rafael Correa que la jueza Lucy Blacio dictara en la sentencia.
Y aunque Gagliardo dice que su bancada no aceptará tramitar la amnistía ni el indulto, él hará lo que el bloque decida porque es un legislador “orgánico”, pero insiste en que la decisión final está en manos del Presidente.
El desencanto de Ricardo Moncayo, de Creo, es mayor que el de Tibán. Además de calificar como improvisación las posturas en el oficialismo para hablar sobre Jiménez, el problema de fondo es que tiene que ver con el “tema tabú” de la revolución ciudadana: “todo lo que provenga del 30-S tiene criterios políticos”.
Lo cierto es que ahora los asambleístas están en un dilema jurídico y político que nadie sabe cómo va a terminar. Para Luis Fernando Torres, del Partido Social Cristiano, existe la posibilidad del indulto y de la amnistía, para el Parlamento o el perdón o la remisión del Mandatario.
Las diferencias son sutiles. Con el indulto, el sentenciado no va a la cárcel, pero no vuelve a su estado anterior, es decir que Jiménez no será asambleísta y sigue siendo un sancionado; con la amnistía, todo vuelve a fojas cero.
En el caso de la remisión, explica Torres, el ofendido por injurias puede acudir al juez y perdonar al injuriador. En cambio, el perdón es la facultad que tiene un Presidente para librarlo de la condena.