Las lágrimas de Dennise, hija del coronel César Carrión, ex director del Hospital de la Policía, conmovieron a más de un curioso que caminaba por la av. 10 de Agosto, cerca del edificio del IESS. La adolescente de 12 años no podía contener su llanto al ver que su padre nuevamente iba a ser trasladado hasta el ex penal García Moreno, en donde permanece detenido.
Él está acusado, junto a otros siete policías, de supuesto intento de asesinato en contra del presidente Rafael Correa, durante la insubordinación policial del 30 de septiembre pasado.
“Papito te quiero. No te vayas”, gritaba desesperada Dennise, mientras abrazaba a Carrión. Los guías penitenciarios interrumpieron la escena y pidieron al coronel que subiera al bus que lo trasladaría de nuevo a la prisión. Carrión le dio un beso y la bendición para que “Dios la cuide” y luego se embarcó en el vehículo.
Este episodio conmovió a la decena de familiares y amigos de los ocho policías detenidos. Todos gritaban que los uniformados eran inocentes de las acusaciones y pedían su liberación. Pero ayer esto no sucedió.
Los policías fueron convocados por el juez Décimo Tercero de Garantías Penales de Pichincha, Antonio Guerrero, para escuchar el dictamen del caso que lleva el fiscal Luis Enríquez.
Sin embargo, antes de que se iniciara la audiencia, el defensor de Carrión, Stalin López, predijo que su cliente será acusado. “Nosotros tenemos pleno conocimiento que el dictamen será acusatorio sin tener elementos. Por eso queremos que ustedes, los medios de comunicación, sean fieles testigos de cómo se sustenta un dictamen, sin pies ni cabeza, simplemente con una orden que queremos saber de dónde viene”.
Su argumento se basa en que el proceso contra Carrión estaba en manos de otro fiscal, José Jiménez y que luego de casi tres meses se decidió unirlo al expediente que lleva Enríquez, en el que están procesados Giovanny Chancusi, Luis Bahamonde, Jaime Paucar, Julio Cueva, José Rivadeneira, Edwin Echeverría y Luis Martínez.
Este último se entregó hace dos semanas en la Presidencia.
Además, afirmó que la acusación principal contra Carrión se produjo durante el enlace sabatino del Mandatario del 23 de octubre del 2010. El ex director del Hospital fue detenido el 27.
Con unas imágenes de video y fotos, Correa aseguró que Carrión cerró con candado la puerta que une la casa de salud con el Regimiento Quito, para evitar que pudiera ser atendido de emergencia, luego de escapar de las bombas lacrimógenas que lanzaron los policías en la revuelta.
López rechazó estas “supuestas” pruebas contra su cliente. A decir del abogado defensor, no hay nada que lo vincule con este probable intento de asesinato en contra del Jefe de Estado.
Después de casi una hora de espera, en la que el desorden primó por la falta de espacio de la sala de audiencias, el juez Guerrero dispuso la suspensión de la audiencia. Su argumento fue que los abogados de Luis Martínez, acusado de ser el incitador de la revuelta; y de Jaime Paucar, imputado por supuestamente intentar quitarle la máscara antigás a Correa, no llegaron a la audiencia.
Guido Escobar, defensor de Martínez, explicó que su ausencia se debió a que no fue notificado por el Juzgado de que ayer se iba a emitir el dictamen del caso.
“Ha sido recurrente la afectación del derecho a la defensa de mi cliente. Desde el inicio del proceso se lo ha puesto en un estado de indefensión”, señaló.
Luego de salir de la audiencia, los familiares de los uniformados, exigían justicia con pancartas en alto. Unos con rabia y otros con lágrimas esperaban al fiscal Enríquez. Pero el agente salió en su automóvil desde el parqueadero del edificio Benalcázar 1 000. Guerrero deberá fijar una diligencia, mientras Dennise se quedó solo con la bendición de su papá.