Luego del retorno a la democracia en 1978 se implantó el sistema de segunda vuelta electoral en el Ecuador. Fotos: Diego Pallero y Mario Faustos/ EL COMERCIO.
En 29 días, los ecuatorianos acudirán nuevamente a las urnas para escoger al nuevo presidente de entre dos opciones: Lenín Moreno, del movimiento de Gobierno Alianza País; y Guillermo Lasso, de la coalición Creo-SUMA.
Será la octava ocasión en que el Primer Mandatario y su Vicepresidente se definan en una segunda vuelta electoral, desde que el país retornó a la democracia en 1978.
La segunda vuelta, inspirada en el balotaje francés, llegó precisamente con el retorno a la democracia, según el texto ‘Evolución del Sistema Electoral Ecuatoriano’ de Ernesto Albán Gómez. Antes, cuando hubo períodos democráticos, el gobernante era elegido en una sola ronda por una mayoría. Hubo casos en los que los gobernantes ganaron con más del 90% de los votos, lo que hacía inoficioso una segunda vuelta, como se recoge en ese documento.
De los ocho procesos que se definieron por segunda vuelta, en cinco ocasiones ganó el candidato que se impuso la primera vuelta. En las otras tres triunfaron los candidatos que estaban en segundo lugar.
Para Esteban Nicholls, catedrático de la Universidad Andina Simón Bolívar, no existe en la historia un caso análogo con el que se pueda comparar la actual contienda electoral.
Nicholls señaló que ahora Lasso tiene más opciones para ampliar alianzas y esto significará concesiones de su parte para captar a otros grupos que no tenía en agenda. En cambio, AP tiene un rango menor para acercarse a grupos y esto se debe, añadió Nicholls, al estilo de gobierno que ha tenido Rafael Correa “al establecer quiénes son enemigos”.
El docente de la U. Andina recordó que en las elecciones anteriores, sobre todo en segunda vuelta, fue importante el factor regional entre candidatos de la Costa y de la Sierra. Recuerda que uno de los antecedentes más importantes se dio en la elección de León Febres Cordero frente a Rodrigo Borja en 1984.
Uno fue directamente identificado, en los discursos y por el electorado, como el representante de la Costa y Borja, en cambio, como la opción de la Sierra. Ahora, eso puede variar porque las figuras de los vicepresidentes tienen más peso y logran un equilibrio regional. Y el electorado da menos importancia a ese factor.
Este año también será la primera vez que un candidato que pertenece al partido que está en el Gobierno enfrente un balotaje o segunda vuelta.
Las dos ocasiones en que no fue necesario el balotaje con candidato oficialista fue en las dos reelecciones del actual presidente Rafael Correa. Correa derrotó a Lucio Gutiérrez (2009) y a Guillermo Lasso (2013) sin necesidad de llegar al balotaje y siendo parte del partido de Gobierno.
Solamente en su primera victoria se dio segunda vuelta entre Correa y Álvaro Noboa, pero AP no era Gobierno. El líder del extinto Prian alcanzó 3,99% más que Correa, pero en el balotaje perdió con 13% de diferencia luego de que AP consiguiera el apoyo de otras fuerzas políticas y sociales.
Según Julio César Trujillo, abogado y exasambleísta constituyente, el tener el respaldo del aparato del Estado podría influir en esta nueva etapa electoral, sobre todo en contra del candidato opositor. “Todo el poder está a favor del candidato oficialista”, dijo. El presidenciable oficialista -agrega Trujillo- puede apalancarse de la imagen del Gobierno y de las obras que se inauguran para incrementar su respaldo y que se refleje en las urnas.
Durante los primeros 42 días del período proselitista oficial, en primera vuelta, el Régimen inauguró 49 obras. En casi todos los actos que se organizaron estuvo Rafael Correa. El Mandatario aseguró que continuará con inauguración de obras hasta el final de su período, en mayo de este año.
Pero el hecho de estar en el poder no necesariamente es una garantía para ganar las elecciones, como advierte Édison Hurtado. Él es doctor en sociología y profesor investigador del Departamento de Estudios Políticos de Flacso.
Considera que el candidato del oficialismo puede enfrentar también un desgaste por el largo tiempo (10 años) que Alianza País ha estado en el poder. Además de los frentes que se les ha abierto y que han tenido que enfrentar como movimiento. Se refiere a las denuncias de corrupción que son investigadas y se convirtieron en parte del discurso de la oposición durante la campaña.
Sobre el otro candidato de oposición, Hurtado considera que su principal resistencia para la segunda vuelta electoral es la “memoria que hay alrededor del feriado bancario” y su cercanía con el sector oligárquico-banquero. El discurso oficialista apunta a resaltar en negativo ese vínculo.
La campaña oficial se iniciará el 10 de marzo. Los sondeos de opinión solamente se podrán publicar hasta el jueves 30 de marzo. El 2 de abril serán las votaciones y el 24 de mayo ya debe posesionarse el nuevo inquilino de Carondelet.