El balance del alcalde de Quito, Augusto Barrera, al cierre de las fiestas de fundación es positivo: menos alcohol y menos inseguridad en los eventos públicos. Sin embargo, evita relacionar esas conclusiones con el hecho de las de este año pudieron haber sido las más apagadas de las historia, por la suspensión de la Feria de Quito, Jesús del Gran Poder. El Alcalde señala que Quito vive un cambio cultural constructivo y que bajo la idea de la tolerancia, es posible impulsar una ciudad diversa.
También señala que la suspensión feria taurina fue un hecho importante pero no marcó el devenir de las fiestas. En la entrevista que mantuvo con EL COMERCIO y que circulará en la edición dominical, advierte que no solo la pregunta de los toros ha puesto a esta fiesta en un punto de inflexibilidad histórica. Para él, la juventud, cercana a la tecnología y respetuosa del medio ambiente, mira a esta tradición quiteña con mucha más distancia. Barrera aún no define si optará por la reelección.
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