En el Legislativo hay una correlación de fuerzas que hace necesaria la negociación. Fotos: Galo Paguay/ EL COMERCIO.
El cabildeo entre fuerzas políticas regresa a la Asamblea Nacional. El Legislativo vive un nuevo momento político.
Los legisladores de la oposición son los más activos, aunque, no son mayoría y cuentan con 63 votos, que representa casi el doble del que tuvieron en el período pasado.
El oficialismo, en cambio, no consiguió una mayoría tan aplastante como en el anterior período. Pasó de 100 a 74 votos y no todos son de cuadros orgánicos. 24 son de alianzas con otros partidos locales.
Los asambleístas que tienen la habilidad y el carácter para dialogar con los integrantes de varias fuerzas políticas, e incluso con sus mismos compañeros de bancada, vuelven a ser necesarios.
Y hay al menos cuatro figuras que comienzan a destacar, de entre los 137 legisladores electos. Estos son: Wilma Andrade, de la Izquierda Democrática (ID); Henry Cucalón, del Partido Social Cristiano (PSC); Fabricio Villamar (Creo); y Pabel Muñoz, de Alianza País (AP).
Si bien es en el Pleno y en las comisiones legislativas, donde se ventilan las diferencias políticas en forma de discursos, los pasillos del Legislativo son los lugares donde se buscan los acuerdos, lejos de las cámaras. Son pocos los momentos en que los acercamientos se concretan en el plenario.
Cuando el oficialismo rechazó la designación de Guillermo Celi (SUMA) para vocal del Consejo de la Administración Legislativa (CAL) -14 de mayo- Villamar dejó su puesto y caminó, unos 10 metros, por el plenario hasta el sitio donde se ubican los oficialistas. Cruzó unas palabras con Pabel Muñoz y Miguel Carvajal.
Quería conocer los motivos de la decisión para proponer otro nombre que no genere resistencia. Patricio Donoso, de Creo, terminó en el CAL.
“Hay que tener claro el objetivo. Si un cambio requiere de una conversación con todas las bancadas para que las propuestas pasen, hay que hacerlo”, comenta Villamar.
La paciencia es un requisito. Hay que saber escuchar y ponerse en los zapatos del otro. Entender cada momento político y, como resalta Cucalón, “saber cuándo ceder”.
El pasado 20 de junio, el Legislativo analizó el veto ejecutivo al Código Orgánico Administrativo. El papel del legislador socialcristiano influyó, en buena medida, para que la Asamblea acogiera parcialmente el veto enviado del expresidente Rafael Correa. Seis artículos se ratificaron.
El trabajo de cabildeo comenzó en la mesa de Justicia, a la que pertenece. Con el resto de la oposición identificaron seis puntos de la normativa que pudieron ser inconvenientes para la administración pública. “Este es un órgano colectivo, aquí si tú no conversas, respetando las diferencias, estás perdido”, dice Cucalón.
La nueva Asamblea se caracteriza también porque tiene a figuras que no han tenido experiencia legislativa.
Solamente 35 de los 137 fueron reelectos. Y hay excepciones como la de Carlos Falquez (socialcristiano), que vuelve al Legislativo luego de 13 años.
Wilma Andrade, integrante de la bancada de minorías, también fue diputada hace 10 años. Ella cree que la única forma de impulsar los proyectos legales es “hablando con todos”, aunque reconoce que es una tarea difícil.
El cabildeo implica saber cuándo ceder, negociar apoyos, establecer vínculos y medir los momentos. “Yo te apoyo en este tema, pero tú me apoyas en este”.
Andrade considera que en las comisiones hay más probabilidades de hacerlo. Sucedió con el proyecto de Optimización de Trámites. Sus argumentos permitieron el respaldo de la Comisión de Régimen Económico para que se amplíe el alcance de la normativa.
Ese espacio está conformado por 12 personas; la mayoría (siete) es del oficialismo. Esa comisión está presidida por Pabel Muñoz, de AP.
Los legisladores de oposición se acercan con frecuencia a él, dentro y fuera de la comisión, para entender la posición de su bloque. Muñoz habla con serenidad, tiene poca exposición mediática. Maneja un tono político mesurado y respetuoso. Incluso acepta eventuales equivocaciones y busca soluciones.
Muñoz dice que AP siempre ha aplicado el diálogo. Pero -añade- saben dónde procurar acuerdos, pero también qué puntos no se negocian.
Los asambleístas Cucalón y Andrade coinciden en que hay un ambiente favorable en la Asamblea, para promover una negociación abierta.
En este sentido resaltan los gestos que ha tenido José Serrano, presidente del Legislativo. En la negociación de los puestos en las comisiones, por ejemplo, el 99% de los legisladores está en las mesas a las que postularon según Cucalón. Aunque Villamar anota que AP concentra 12 de 13 presidencias en las mesas. Y que el oficialismo tiene cuadros que no están dispuestos a negociar.