Guillermo Celi, de SUMA (Izq.) y Franco Romero (Creo), el martes 11 de julio en el Legislativo. Foto: Diego Puentes / EL COMERCIO
Los 33 legisladores de oposición aún se sientan juntos en el Pleno de la Asamblea Nacional, pero cada vez están políticamente más distantes.
Roberto Gómez, coordinador del bloque de Creo, incluso habla de consolidar una bancada independiente, con sus 21 asambleístas y los tres aliados que aún conserva de otros movimientos políticos locales.
Esto luego de que se hiciera pública la separación entre Creo y SUMA (ocho legisladores), del cual es líder el alcalde de Quito, Mauricio Rodas.
Para conformar una bancada en el Legislativo se necesita de mínimo 13 asambleístas. Creo supera el número.
SUMA, en cambio, alcanza nueve, tomando en cuenta a su aliado Israel Cruz, del movimiento Cambio, de Chimborazo. Él dice que optó por mantenerse cerca de ese grupo, porque fue con el que suscribió un acuerdo para la campaña electoral de los comicios del 2017.
Precisamente en esa etapa política, Creo y SUMA caminaron juntos e impulsaron la candidatura de Guillermo Lasso a la Presidencia.
Luego tuvieron varios desencuentros que alcanzaron un tope el 7 de julio. Ese jueves, Creo votó en contra de la Ley sobre paraísos Fiscales y SUMA a favor.
Hubo un antecedente de distanciamiento. En enero, Mauricio Rodas fue señalado por el anterior Gobierno luego de que se detuviera a un colaborador de la Alcaldía, dentro de una investigación por corrupción.
El ambiente electoral marcaba la coyuntura y en ese contexto, Guillermo Lasso fue consultado sobre ese hecho. Entonces, tomó distancia al señalar que la alianza era con SUMA y no con el Alcalde o el Municipio de Quito.
Aunque Creo aún se mantiene en la actualidad como la principal bancada de oposición en el Legislativo, suma deserciones. Como la de Ángel Gende, de Santo Domingo de los Tsáchilas. Él fue elegido por una triple alianza (Creo, Suma y Alianza Tsáchila).
Él, oficialmente, pasó a ser parte de la bancada de las minorías. Asegura que lo ocurrido en los comicios fue un acuerdo político puntual y que ahora quiere trabajar más de cerca de los grupos indígenas, como Pachakutik. Él es parte de la nacionalidad tsáchila.
El Ejecutivo, dentro de su diálogo nacional, ha convocado a varios líderes de oposición. Los expresidenciables Cynthia Viteri, del socialcristianismo, Dalo Bucaram de Fuerza Ecuador y Paco Moncayo respondieron de forma positiva y visitaron el Palacio de Gobierno.
También hubo reuniones con Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil y líder del Partido Social Cristiano (PSC) y con el Alcalde de Quito. El único con el que no se ha dado un acercamiento es con el expresidenciable Guillermo Lasso.
César Monge, director del movimiento Creo, niega que la agrupación se esté quedando aislada del escenario político actual. “Yo creo que en los últimos cinco años este crecimiento de Creo no se ha dado por tomarnos fotos o no con políticos. Los ciudadanos han creído que Creo lucha por causas populares”.
En la Asamblea Nacional, en cambio, SUMA espera que el rompimiento no sea definitivo con Creo. Guillermo Celi, coordinador del movimiento, aseguró que se agotarán “todas las instancias” para recuperar la relación política.
Sin embargo, también esperan que se respete su derecho a no estar de acuerdo en todos los temas que llegan al Legislativo. “Estamos en contra de los 10 años que el correísmo deja. Una sola voz decía yo soy dueño de la verdad y ustedes sigan. Acá estamos en democracia”.
En contexto
La oposición en la Asamblea Nacional enfrenta las primeras diferencias. La aprobación de la Ley sobre paraísos fiscales -aprobada en consulta popular- evidenció fisuras entre Creo y SUMA. Juntos habían creado la bancada de Unidad por el Cambio.