Entrevista a Andrés Vallejo, expresidente del Congreso Nacional
El Gobierno tiene casi seis meses de gestión. ¿Por qué se le ha complicado al Ejecutivo lograr consensos en la Asamblea?
Las circunstancias de la atomización en la Asamblea, la representación fragmentada que existe, hace que no sean posibles o por lo menos que no sean fáciles los acuerdos indispensables para que el país avance. Yo no creo que sea un problema exclusivamente de este Gobierno, a la mayor parte de los gobiernos les ha pasado lo mismo. Pero no hay que dejar de insistir.
El Gobierno dejó de hablar de muerte cruzada y remitió su reforma tributaria. ¿El tratamiento de esta ley, con carácter económico urgente, podría ser un termómetro, en términos de gobernabilidad?
Sin duda lo será y por lo mismo hay que buscar que ese termómetro no marque una temperatura demasiado alta, sino que se ponga en niveles en los que el Estado pueda funcionar adecuadamente.
También está la proforma presupuestaria de 2022, donde hay varias observaciones.
Muchas veces los ecuatorianos no consideran cuál es la verdadera situación fiscal. El Ecuador viene arrastrando un déficit crónico desde hace muchos años. Esto se agravó con la pandemia. No es posible que todo el mundo crea que el Gobierno está en la obligación de atenderles al máximo, sin tomar en consideración al resto de sectores. No hay cómo desconocer esa realidad.
En el caso Pandora Papers la Asamblea tuvo una postura al inicio y otra que se mostró la semana anterior, cuando la mayoría de bancadas, a excepción de Unes, se desmarcó de la intención de destituir al Presidente. ¿A qué cree que se debe este cambio?
A que cuando las cosas se quieren llevar a los extremos, las reacciones no tardan en presentarse. El momento mismo en que se nombró una Comisión que no era la que correspondía para conocer este tema, ya se vislumbraba que había una intención de causar un problema político. Cómo será de desmesurada la actuación en esa Comisión, que sus propios integrantes han empezado a desvincularse, incluso algunos de los cuales firmaron el informe, al darse cuenta de que las cosas estaban manipuladas. Un tema de esa trascendencia tiene que ser tratado con seriedad de parte y parte. No se puede poner al país, a pocos meses de cambio de Gobierno, en una situación de posible destitución del Presidente. Hay que respetar la voluntad del pueblo que eligió a un gobernante, estemos o no estemos de acuerdo con él.
¿Sigue rondando la idea de desestabilización que denunció el Gobierno o ahora, con la posición de algunas bancadas, el Ejecutivo llevó el agua para su molino?
Que hay un claro intento de desestabilización es evidente, como ya lo hubo en octubre hace dos años. Y las razones para que eso se siga estimulando también son ya conocidas por el país. Hay grupos políticos que no ven otra manera de solucionar los problemas judiciales que tienen, sino con la desestabilización. Pero eso no se puede tolerar, y en mi opinión hay una mayoría que ha reaccionado en ese sentido y ha rechazado esas intenciones.
¿Cuál sería la salida en esta pugna por los Pandora Papers? El Pleno debe tratar el informe.
Yo no veo otra fórmula que no sea archivar ese informe. Lo cual no quiere decir que ante los organismos pertinentes el Presidente entregue toda la documentación y compruebe lo que él viene diciendo, en el sentido de que cumplió con lo que la ley establecía, porque eso le conviene incluso a él. Pero no se puede seguir alrededor de esto manoseando las cosas.
Lasso cumplirá dentro de poco medio año en la Presidencia. ¿Esta relación complicada con la Asamblea será la tónica en todo su mandato?
Aquí tenemos varios problemas. El primero es que ya vamos a entrar nuevamente en un proceso electoral para la elección de los organismos seccionales. Cuando hay elecciones en la mitad es mucho más difícil encontrar esos consensos, porque todo el mundo busca ser opositor del Gobierno, sobre el cual siempre hay cosas de qué quejarse y reclamarle. Entonces, es un elemento que en mi opinión complica las cosas.
El Ejecutivo buscó acercamientos con la Izquierda Democrática y con Pachakutik. ¿Cree que ese acuerdo inicial que hubo en mayo para nombrar autoridades puede resurgir?
Creo que la obligación de todos, sin excepción, es abrir caminos. Lo ideal sería que el Gobierno contase con una unión de fuerzas que persiga y logre objetivos comunes. Pero yo no creo que eso sea tan fácil, por las posiciones que han ido adoptando los diferentes partidos políticos representados en la Asamblea. Pero algo se puede lograr y hay que insistir en eso.
Hoja de vida
Nació en Quito, en 1942. Es abogado por la Universidad Central del Ecuador.
Cargos públicos: Presidente del Congreso Nacional entre 1986 y 1987. Fue Ministro de Gobierno entre 1988 y 1990, durante el mandato de Rodrigo Borja. Lideró la Alcaldía de Quito entre enero y julio de 2009.