‘El 30-S no debe contaminar la agenda externa’

Entrevista del día / Luis Narvaéz Rivadeneira,  embajador de carrera del servicio exterior ecuatoriano

¿POR QUÉ ESTÁ AQUÍ?


Su experiencia.  Diplomático de carrera. Ha dirigido las  embajadas como la de Lima.

Su punto de vista.  Dice que al Gobierno le faltó tino para expresar sus preocupaciones frente a Honduras.

¿Es contradictoria la oposición de Ecuador a que Honduras regrese a la OEA, cuando es uno de los países con más quebrantos constitucionales en sucesiones presidenciales?

La política exterior debe determinar el efecto que busca bajo cierto pronunciamiento. Es decir, si se ubica en la línea de las utopías o de realismo de las relaciones internacionales. Cómo convivir entre los dos extremos es la ciencia y el arte del manejo de la diplomacia. En ese manejo no todos son artistas ni cientistas. Ahí llegan los equívocos.

¿En el caso de Honduras la posición ecuatoriana luce alejada de la línea real?

Me atrevería a decir que está más en el orden interno.

¿Se refiere a que está atada a la asonada del 30-S?

Se ha señalado que alguien debe ser el responsable de los hechos del 30-S. Si se quiere sancionar a quienes atentan contra la estabilidad democrática, la sindéresis sería aplicar ese principio en el plano externo. Pero la falla está en no haber diferenciado exactamente un escenario del otro. Se puso en una misma perspectiva el análisis interno frente al externo, que es Honduras.

¿El 30-S debería quedarse en el plano interno, sin contaminar la política exterior?

Así es. Es un hecho que ocurrió, pero que debe ser dilucidado en el espacio nacional.

¿Ecuador queda mal parado, cuando incluso Hugo Chávez, quien sufrió un golpe de Estado, medió en la problemática de Honduras?

Genera preocupación por qué Ecuador actúa así, cuando es parte de un escenario , donde la solución de conflictos debe canalizarse El problema hondureño existió, pero frente a él ya hay un camino recorrido. El Gobierno hondureño ha dicho que está dispuesto a atender los problemas internos y viabilizar las sanciones a los responsables del golpe. Pero ese ya es un tema interno.

¿Cómo queda la postura del Ecuador al ser el único que se opuso al retorno de Honduras a la OEA?

Puede ser interpretado que los ecuatorianos tienen cierto nivel de personalidad , que les pone en una posición muy cerrada frente a la apertura del escenario global. Diría que al Ecuador le falta un poco más de cautela y perspicacia para no generar situaciones que desdibujen la naturaleza de su pronunciamiento.

¿Qué efectos le traen al país al quedarse solo o su postura se queda en el plano anecdótico?

De ninguna manera queda en el plano anecdótico. De hecho, va a tener consecuencias.

¿Cuáles?

Por ejemplo, el restablecimiento de las relaciones con Honduras está diferido.

¿El Gobierno no queda regionalmente con una etiqueta de radicalismo, cuando el propio presidente hondureño, Porfirio Lobo, dijo que está dispuesto a normalizar relaciones con Quito?

Si se producen actos que comprueben que los casos de violación a los DD.HH. en Honduras se canalizaron por los cauces del orden jurídico, en ese momento se le quitaría a Ecuador cualquier condicionamiento o pretexto para no acercarse a la familia hondureña.

¿Es fácil quitarse esa imagen tan dura del país?

En la medida en que los hechos den la razón a los argumentos del Gobierno, su imagen sería revalorada.

¿Una opción lejana?

Puede producirse esa lejanía si el Presidente y el Canciller insisten en el tema. Con todo respeto, las autoridades deberían tener un poco más de cautela y prudencia para no enrarecer más el ambiente.

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