Carlos Pérez, Jorge Herrera y Salvador Quishpe permanecieron unidos, encabezando las marchas y rituales de las protestas de agosto pasado. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Tras el levantamiento indígena de 1990, durante el gobierno del presidente Rodrigo Borja Cevallos, el grupo que se unió bajo el nombre de Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) vio la necesidad de tener un ala política. Esta se cristalizó en 1995, con el registro del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik (PK).
Desde entonces, la Conaie ha transitado por los caminos de la protesta social, el activismo por los derechos de los pueblos ancestrales, la Pacha Mama y la protección del agua.
En las últimas semanas, la agenda de la Conaie se ha dividido entre la organización de marchas, la defensa de indígenas procesados por las protestas y la configuración de una lista para participar en las elecciones internas de Pachakutik.
Pero en ese camino, las diversidades de criterios aparecen, especialmente cuando se acercan procesos electorales.
Katy Betancourt, dirigente de mujeres del movimiento indígena, sostiene que no solo ahora sino que en varios momentos en la historia el tema electoral “descompone” la organización social.
En este año, la Conaie, con su presidente Jorge Herrera, y la Ecuarunari, dirigida por Carlos Pérez Guartambel, hicieron público su desacuerdo con las decisiones políticas de la directiva de Pachakutik. Fue a propósito de una reunión con organizaciones de izquierda, derecha y centro, cuando la tienda del arcoiris se autodefinió de izquierda.
Por otro lado, Salvador Quishpe, prefecto de Zamora Chinchipe, consideró que si bien las decisiones del movimiento deben ser discutidas con las bases, la posición de ciertos líderes se quedó en la nostalgia del primer levantamiento y no ha evolucionado hacia la necesidad de buscar alianzas para lograr triunfos electorales.
Mientras en agosto pasado los tres dirigentes encabezaban las marchas de un nuevo levantamiento, en la del jueves 17 de marzo cada uno llegó por su lado. Pérez Guartambel estuvo en una protesta en Riobamba, por la mañana, y se sumó a la de Quito desde atrás. Quishpe estuvo en una reunión de consejos provinciales y luego marchó por su lado. Herrera, en cambio, ocupó su puesto junto a otros dirigentes sociales, como siempre.
Betancourt reconoce que estos líderes tienen su posición política definida, que no es solo personal, sino que representa cómo diferentes sectores van comprendiendo la política electoral y organizativa. Aunque no hay una división radical, la dirigencia busca acercar posiciones, buscar consensos y así mantener su estructura.
Herrera considera que la situación económica y política del país ha despertado la necesidad de que el movimiento indígena reclame en las calles. Pero también ha generado discrepancias en la Conaie. Ve en ello una oportunidad de dialogar para evitar que el Gobierno los fraccione, como ocurrió cuando sus líderes Ricardo Ulcuango o Gilberto Talagua pasaron al oficialismo.
Dentro del movimiento, el sector de los amazónicos ha buscado acercar posiciones. Por ello, en su territorio realizaron tres asambleas para proponer un candidato para dirigir Pachakutik, que siga la línea de respetar la ideología de izquierda del movimiento. Fue así como lograron posicionar a Marlon Santi como la opción del movimiento indígena, según Severino Sharupi, dirigente de territorios de la Conaie.
En la Amazonía, dijo, se busca consensuar y respetar los procesos de toma de decisiones de abajo hacia arriba.
Las diferencias de criterios en la Conaie, sostiene Quishpe, son evidentes en cuanto a lo político, porque él considera que Pachakutik debe ampliar el espectro para salir del 3% de las elecciones presidenciales pasadas. Sin embargo, para él este tema debe trabajarse internamente y se superará mediante el diálogo.