Redacción Sociedad
Ejemplos de tenacidad y de superación se forjan a diario en la Unidad de Atención para el Personal Policial con Discapacidad, en Quito. En la pequeña oficina 330 del hospital de la entidad, son frecuentes historias como la del cabo Paúl Bonilla, de 26 años.
Hace dos años, este agente recibió un disparo en la cabeza que le causó tetraplejía (parálisis de las cuatro extremidades). Mas su condición no le impide cumplir las funciones de telefonista en la Unidad. Lo hace ayudado por un sistema de manos libres. Se moviliza en una silla de ruedas y su madre Rosa Reyes lo lleva y trae todos los días desde su casa.
En el escritorio de al lado trabaja el cabo Luis Vaca, de 27 años, en tareas de difusión. Hace cuatro se lesionó el cuello en un curso del Grupo de Intervención y Rescate. Quedó tetrapléjico y con terapias hoy se moviliza con la ayuda de un andador.
A los dos agentes les caracteriza las ganas de continuar luchando y sirviendo a la comunidad, aunque ya no desde las calles.
A partir de 2008, la situación laboral del personal policial con discapacidad mejoró. Esto desde la creación de la Unidad de Discapacidad, bajo la dirección del mayor Daniel Hermosa. Incluso la cobertura se extendió al Hospital de Guayaquil y a los 78 centros y subcentros en los diferentes comandos provinciales del país.
A finales de 2004 se dispuso un estudio de diagnóstico que reveló que el 77% de la causalidad se asocia con las actividades del servicio, y que prevalece la discapacidad física como amputaciones de miembros, discapacidades auditivas y múltiples.
“Además, al personal no se le brindaba la debida atención”, advirtió el psicoterapista William Núñez, coordinador técnico del hospital policial.
Los resultados indicaron que entre 2004 y 2005, de 20 000 miembros en servicio activo, 104 tenían alguna discapacidad. Pero en 2009, de 42 000 miembros (18% personal femenino) 240 tenían una discapacidad.
Núñez aseguró que los datos aún son parciales , ya que hay resistencia y desconocimientos de algunos policías. Uno de los mayores logros de la Unidad es la reinserción laboral del personal policial con discapacidad. En 2005, el 43% realizaba funciones operativas a riesgo de empeorar su salud. Hoy todos han sido reubicados en áreas administrativas (secretaría, archivo…).
Esta posibilidad de reinsertarse a nuevas labores dio esperanzas a los policías con discapacidad. “Muchos optaban por pedir la baja (retiro) o la misma entidad se la otorgaba”, dijo Hermosa. Incluso él pensó en retirarse cuando el lado izquierdo de su cuerpo quedó paralizado después de un accidente de tránsito.
Rodrigo Chango, de 32 años, trabajó en Cotopaxi, pero un disparo lo dejó con ceguera total. Fue reubicado en Quito y hoy trabaja en la Central de radio y en el Balcón del Valle. “Pensé que se acabó mi vida, mi trabajo…”.
Rosa Reyes acompaña a diario a su hijo gracias al bus ortopédico de la Policía. El vehículo fue adquirido en 2007 por una donación de la empresa privada. Una rampa y espacio para cuatro sillas de ruedas facilita el acceso a las personas con discapacidad. Este bus, único en Ecuador y en Latinoamérica, traslada a las rehabilitaciones o lugares de trabajo a 80 miembros en Quito.