Cada día hay 16 robos en las calles de Quito

En las unidades de transporte público aprovechan los denominados lanzas para perpetrar los hurtos. Los asaltantes se aprovechan de los estudiantes secundarios y de las mujeres, según la policía. Foto: Archivo/ El Comercio

En las unidades de transporte público aprovechan los denominados lanzas para perpetrar los hurtos. Los asaltantes se aprovechan de los estudiantes secundarios y de las mujeres, según la policía. Foto: Archivo/ El Comercio

En las unidades de transporte público, los denominados lanzas cometen los hurtos. Los asaltantes se aprovechan de los estudiantes secundarios y de las mujeres, según la policía. Foto: Archivo/
El Comercio

Miércoles 27 de mayo. 13:00. Norte de Quito. Tres asaltantes arrinconaron a Henry, un oficinista de 41 años. Le pusieron contra la pared, rebuscaron sus bolsillos y le quitaron el celular. El robo duró 30 segundos. Los sospechosos huyeron en un auto sin placas.

Un mes después, a Elizabeth la atracaron en el sector de la Iñaquito, también en el norte, a las 21:00. Dos armados la obligaron a entregar la cartera. Uno le apuntó con un revólver y otro la amenazó con un cuchillo. Perdió USD 800 entre documentos, teléfono y efectivo.

Un tercer sospechoso recogió a los asaltantes en un ve­hículo sin placas y escaparon por la avenida Amazonas.

En julio, a Andrés, un estudiantes universitario, le pasó algo similar en la av. 10 de Agosto. Dos desconocidos lo empujaron hacia una calle oscura y le amenazaron con dispararle si no entregaba la mochila. Huyeron en una moto.

Hace ocho días, Fernanda quedó en ‘shock’. Un tipo alto y robusto la encañonó en la Río Coca, en el norte de la ciudad. El sospechoso le quitó el celular avaluado en USD 1 300 y luego trepó en un carro y se esfumó.

Asaltos de esas características son frecuentes en la capital. Entre enero y julio del 2015, el Observatorio Metropolitano
de Seguridad Ciudadana
(OMSC) reportó 3 444 denuncias por robos a personas en las calles de Quito. Es decir, cada día se registraron 16 casos.

Pero el mismo período del año anterior hubo más denuncias (4 807), según el OMSC.

Investigadores de la Policía Judicial reconocen que en la ciudad operan grupos especializados en estos robos. Cada célula delictiva tiene entre tres y cuatro integrantes. Se movilizan en motos y automóviles.

Esas bandas, luego de cada atraco, se cambian de zona para no levantar sospechas, advierte un agente que trabaja en Quito.

Los uniformados aseguran que estas redes delictivas hacen seguimientos a las víctimas. Vigilan desde sus vehícu­los y atacan sobre todo a aquellas personas que caminan solas o a las parejas. Se fijan si tienen mochilas, maletas, celulares de última generación, etc.

Con base en las denuncias, la PJ sabe que la Administración Zonal Norte -que abarca el sector bancario y comercial- soporta el mayor porcentaje (46%) de todos los robos.

El 20 de agosto, EL COMERCIO publicó en su plataforma digital un sondeo de opinión. Desde las 12:15 de ese día hasta las 18:00 del viernes 21, 515 usuarios respondieron la encuesta y relataron los asaltos que sufrieron entre enero y agosto, en las calles de la ciudad.

El 57% de lectores respondió que los sospechosos utilizaron armas para perpetrar el robo.

Los grupos delictivos sustraen sobre todo los equipos celulares. De las 515 respuestas, el 73% dijo que perdió el móvil.

De hecho, cada día, las operadoras reciben más de 1 600 reportes de robos de dispositivos, según cifras que entregó a este Diario la Agencia de Regulación y Control de Telecomunicaciones (Arcotel). Por cada equipo, los asaltantes reciben entre USD 10 y USD 40, todo depende de la marca y modelo.

Fernanda no tiene esperanzas de recuperar su equipo (avaluado en USD 1 300). La noche del asalto pidió ayuda a los policías de la zona y llamó al ECU 911 para que rastrearan el dispositivo a través del GPS, pero “reaccionaron tarde” y no localizaron a los sospechosos. Ahora usa un celular prestado.

Henry, en su desesperación, trató de seguir a pie a los asaltantes, pero luego desistió. “Me golpearon la cara, la espalda. Ahora camino con más cuidado. Tengo miedo de ir a la tienda, aunque sea en la mañana”.

Las otras modalidades

Los agentes de la PJ han identificado otros grupos urbanos especializados en robo a personas, pero que no utilizan armas de fuego. Operan en mercados, plazas, en los exteriores de centros universitarios, en unidades de transporte público y en concentraciones masivas.

A Miriam le atacaron el 3 de marzo en el sector de El Labrador, en el norte de Quito, mientras caminaba hacia una parada de bus. Dos sospechosos la arrinconaron y rebuscaron su bolso. Se llevaron la calculadora, el teléfono y la billetera. Perdió USD 200. Los asaltantes no la amenazaron con armas, pero sí la insultaron y gritaron.

Según las investigaciones, en la capital hay bandas de descuideros, arranchadores, lanzas o carteristas.

Agentes que hablaron con este Diario revelaron que están tras los pasos de una organización integrada por extranjeros que actúan dentro de centros comerciales de la ciudad bajo la modalidad de descuideros.

“Son muy hábiles. Aprovechan cualquier distracción. Merodean los patios de comida, se ubican junto a personas que conversan en bancas que hay en estos lugares...Hurtan los bolsos, sobre todo”.

Los buses son otros espacios que aprovechan los denominados lanzas para perpetrar los hurtos. Los uniformados señalan que estos asaltantes se aprovechan de los estudiantes secundarios y de las mujeres. Actúan entre las 06:00 y 08:00, 12:30 y 14:00 y en las noches.

La Policía aclara que entre dos y tres sospechosos suben a los articulados. Uno de ellos analiza a la víctima, sustrae el celular y lo entrega a sus acompañantes. El autor permanece en el bus y los otros se bajan. Esa operación puede ejecutarse en menos de cinco minutos.

El martes, a Maritza le cortaron el forro de su cartera. Iba en un bus hacia su oficina. Cuando se bajó se dio cuenta del hueco. Revisó el interior y no estaban el celular ni la billetera.

En el sondeo que realizó este Diario, los usuarios incluyeron los montos aproximados que perdieron en los robos. Según esos datos, las pérdidas superan los USD 10 000 en las 515 respuestas que se contabilizaron hasta el viernes 21.

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