Los agentes antinarcóticos siguieron por cuatro semanas a personas que ofertaban drogas ilícitas a domicilio o que la vendían en las calles de La Ofelia, Carcelén y El Condado, en Quito. Ese trabajo de inteligencia condujo a la Policía Antinarcóticos hasta una casa en Colinas del Norte.
La tarde de ayer, viernes 24 de abril del 2015, se inició un operativo para desarticular esa supuesta red. Los agentes obtuvieron una orden de allanamiento e ingresaron a la vivienda: allí se hallaron 5 000 gramos de pasta base de cocaína, distribuidos en fundas pequeñas de 50 gramos cada una.
Miembros de la Policía rescataron a una niña de dos años, mientras realizaban un operativo antidrogas en el barrio Colinas del Norte, en Quito. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO
En medio de la operación los uniformados encontraron a una niña de dos años. La Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen) rescató a la pequeña. “No puede vivir en este ambiente. Está en una situación de riesgo”, comentó David Ortega, jefe de la Unidad Antinarcóticos de Pichincha.
Una policía de la Dinapen se hizo cargo de la menor mientras se desarrollaba la incursión policial. La llevó a un patrullero y trató de calmarla. La cargó en sus brazos y la mimaba.
En este operativo, los investigadores capturaron a cuatro personas, quienes serán investigadas por la supuesta venta y distribución de pasta base de cocaína para consumo interno en el noroccidente de Quito.
En el operativo antidrogas, la Policía halló pasta de base de cocaína. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO
Un mes tomó a la Unidad de Antinarcóticos identificar la forma de operar de esta organización. Ortega precisó que dos sospechosos procesaban la droga en la vivienda allanada. Luego, las dosis eran llevadas a otro inmueble del norte. Allí, otra pareja retiraba el alcaloide y la distribuía a microexpendedores.
La Policía detectó que la droga incluso se entregaba a domicilio. Cada funda de pasta base de cocaína (50 gramos) se comercializaba en USD 50. Por lo general, en estos casos, la sustancia que llega a los consumidores no es pura.
Para ganar más dinero, los microexpendedores la mezclaban con polvo de tiza, raspado de pared…sustancias altamente tóxicas para la salud, dijo el oficial.