La Policía reorganizó el control en cárceles del Ecuador

Militares controlaron este martes 4 de junio del 2019 a policías, guías y visitantes en la cárcel de Turi, para evitar el ingreso de armas. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO

Militares controlaron este martes 4 de junio del 2019 a policías, guías y visitantes en la cárcel de Turi, para evitar el ingreso de armas. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO

Militares que custodian el ingreso a la cárcel del Turi, en Cuenca, revisaron ayer a policías, celadores y visitantes. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO

Tras los 15 crímenes que de enero a mayo de este 2019 se perpetraron en los centros penitenciarios, la Policía reestructuró el control en cuatro cárceles.

A partir del 27 de mayo, cuando se emitió el Decreto Ejecutivo 754 y se fijaron los parámetros del estado de excepción en el sistema, la Policía designó a ocho coroneles en los centros de rehabilitación de Cotopaxi, Turi, El Rodeo y la Penitenciaría.

Precisamente en esos lugares se han registrado alto niveles de violencia entre los presos.

De ese grupo de coroneles, cuatro tienen la orden de coordinar con los directores de las cárceles el traslado de los cabecillas de las bandas hacia pabellones especiales.

Además, recibieron la disposición de separar a los detenidos en diferentes sitios, de acuerdo con su nivel de peligrosidad, y vigilar para que los policías de menor rango y celadores no cometan ilegalidades.

La idea es que no se repitan hechos como el ocurrido en enero, cuando 11 policías que operaban en la cárcel de Guayaquil fueron señalados por permitir el ingreso de una “ambulancia fantasma” con armas, drogas, licores, celulares y electrodomésticos. El caso todavía está en investigación.

Otros cuatro oficiales son jefes operativos y, como tal, organizan y dirigen requisas.

Militares controlaron este martes 4 de junio del 2019 a policías, guías y visitantes en la cárcel de Turi, para evitar el ingreso de armas. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO

Según el primer Decreto, que sobre este tema se emitió el 16 de mayo, estas actividades se realizarán únicamente “en casos de extrema necesidad”.

En una primera intervención en la cárcel del Puerto Principal, se hallaron armas ocultas en las paredes de las celdas.

En los pisos, en cambio, se encontraron pipas para fumar, navajas, encendedores, dosis de cocaína, heroína y marihuana. Además, aparecieron tarjetas SIM para celulares.

Ahora, la Policía tiene desplegados a 2 600 agentes en los cuatro reclusorios y apoyan el trabajo de los guías.

Este Diario conoció que revisan a los presos y sus celdas, comprueban que no tengan armas de fuego, cuchillos, droga o alcohol en su poder.

Pero los policías también son controlados por los militares que están desplegados en el primer filtro o acceso principal de las penitenciarías.

En la cárcel de Turi, en Cuenca, dos oficiales y 23 soldados revisaron este martes 4 de junio del 2019 a los gendarmes, a los guías penitenciarios, a los visitantes (familiares y abogados). En los exteriores, el Ejército montó un vallado y una carpa gigante, donde se realizaban los controles.

Para ingresar, las personas presentaron sus cédulas. Los soldados revisaron que no tengan objetos escondidos en el cuerpo. Tampoco les permitieron ingresar con celulares.

Robert Escandón, oficial a cargo del personal militar en Turi, aseguró que la intención es evitar el acceso de armas, explosivos y municiones.

Todas las tareas que realicen los policías serán reportadas a Byron Vallejo, un general de la Policía que desde hoy asume la Dirección de Contingencia Penitenciaria. Desde allí tiene la orden de supervisar el trabajo de los coroneles y de la tropa.

La ministra del Interior, María Paula Romo, espera que estas acciones ayuden a “pacificar los centros de rehabilitación, a desarmar las cárceles y a retomar el control”.

El Gobierno también nombró a un policía en retiro en reemplazo de Ernesto Pazmiño.

Edmundo Moncayo es el nuevo Director de Rehabilitación. Una de las tareas que debe cumplir es la incorporación de al menos 500 nuevos agentes penitenciarios a escala nacional. Ahora se necesitan 2 000, pues trabajan 1 500.

Dentro del estado de excepción también está prevista la contratación de chalecos, de gas pimienta, de pistolas eléctricas, entre otros.

Romo señaló que si bien la Policía entró a reforzar la seguridad, “los guías no puedan obviar sus responsabilidades”.

Moncayo ya trabajó este martes, y hasta la noche dijo que se encontraba en reuniones.

Una de las tareas que se tienen previstas con los celadores es la capacitación. Ahora, cuando hay un ataque lo único que hacen es retroceder.

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