La Policía de Japón persigue delitos insólitos por baja cantidad de crímenes

A pesar de las pocas infracciones, la cantidad de policías continúa aumentando. Foto: Istock

A pesar de las pocas infracciones, la cantidad de policías continúa aumentando. Foto: Istock

A pesar de las pocas infracciones, la cantidad de policías continúa aumentando. Foto: Istock

Pasarse en bicicleta el semáforo en rojo o dibujar bigotes a un póster del Primer Ministro son algunas de las acciones por las que actualmente la Policía de Japón detiene a los ciudadanos. Esto se debe a la baja cantidad de crímenes y al aumento de oficiales.

Durante más de 10 años la cantidad de delitos continúa reduciéndose en Japón. La tasa de asesinatos en este país se ubica entre las más bajas del mundo, 0,3 de de cada 100 000 habitantes, según la BBC de Londres. En 2015 solo una muerte por arma de fuego se registró en esta nación.

A pesar de las pocas infracciones, la cantidad de policías continúa aumentando, 259 000 miembros en la actualidad, 15 000 más que hace una década. Tokio, la capital del país, cuenta con la fuerza metropolitana más numerosa del mundo.

La diferencia entre el número de oficiales y la cantidad de crímenes hace que los policías se enfoquen en delitos menores, señaló la revista The Economist.

Durante una semana, la policía de Kagoshima, una pequeña ciudad del sur de Japón, hizo guardia día y noche frente a un automóvil sin puertas que tenía una caja de cerveza en su interior. Un día, un hombre que pasaba decidió llevarse las bebidas alcohólicas. En ese momento, cinco policías aparecieron para capturarlo, atrapando así a uno de pocos delincuentes de la ciudad.

"Como la policía se queda sin cosas para hacer, se está volviendo más creativa sobre qué cosas constituyen un crimen", dijo Kanako Takayama, de la Universidad de Kyoto. Algunos arrestan a los ciclistas que pasan un semáforo rojo; un hombre fue aprehendido por dibujarle bigotes a lo Adolf Hitler a un póster del primer ministro Shinzo Abe.

Hace una década, la policía de Hokkaido conspiró con la mafia japonesa, conocida como yakuza (también en decadencia), para ingresar armas de contrabando, sólo para después cumplir con las cuotas requeridas de decomiso de materia bélico.

Pero más allá de los casos peculiares, la búsqueda de nuevas tareas policiales ha tenido algunos beneficios. De acuerdo a la publicación de la revista británica, la Policía está prestando más atención a la violencia doméstica. La tasa de casos reportados de abuso de niños en los hogares se ha duplicado desde 2010, a pesar del descenso en la natalidad.

Sin embargo, la reducción de inseguridad en Japón no se debe a la Policía, sino a la cultura, dijo el jurista Yoshihiro Yasuda a The Economist. Las estadísticas indican que apenas el 30% de las denuncias se resuelven. La baja criminalidad se debe a “la propia gente que es policía del comportamiento social”, agrega Yasuda.

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