En el barrio La Libertad de San Juan de Pastocalle los comuneros se protegen de la ceniza. Foto: Paul Rivas/El Comercio
Una tenue lluvia de ceniza cae desde el sábado 22 de agosto del 2015, en los poblados de San Juan de Pastocalle y El Chasqui, cercanos al volcán Cotopaxi.
En un recorrido que realizó El Comercio se evidenció que durante este fin de semana, la población se ha acostumbrado al uso de mascarillas, bufandas y ponchos para cubrirse.
Silvia Chinchunia, de 34 años, les obliga a sus hijos a protegerse la boca y nariz. Asegura que siente ardor en los ojos. Por la mañana, estuvo trabajando en el campo. También dio de comer a sus cuatro vacas, a las que llevó hasta la parte más alta de su parroquia. “Estamos con temor, porque no sabemos qué vamos hacer. Pero por ahora solo nos han dicho que no hay que respirar este aire cuando está gris”.
Casi al caer la noche de este domingo 23 de agosto, el cielo se despejó, pero en los cinco minutos que Luz María Tuzo, de 40 años, esperó en la calle la llegada de su hija, ya tenía su cabeza llena de polvo. Tuvo que sacudirse el poncho, antes de ingresar a la panadería. “No tenemos más que aguantar, pero sí quisiéramos más información de lo que pasa con el Cotopaxi“, pidió esta mujer.
En esta parroquia la señal de Internet y la red celular es intermitente. Eso y el hecho de que pocos habitantes cuentan con computadoras les impide mantenerse informados por las páginas oficiales del Ministerio Coordinador de la Seguridad.
Esta dependencia informó en la noche de este domingo que el material volcánico también cayó en los sectores de Tanicuchi, Chugchilán, Mulaló, Joseguango y El Chaupi. Esto debido a la permanente actividad del volcán Cotopaxi.
A estos lugares llegó una brigada de paramédicos de la Cruz Roja. Ellos atravesaron las carreteras de segundo y tercer orden en busca de personas afectadas por la caída de ceniza. Las atenciones que realizó el equipo médico evidenció que las molestias en la salud de los habitante eran mínimas: ardor en la garganta y picazón en los ojos. Así explicaron los expertos a este Diario.
Por ahora, las preocupaciones de la gente de estos poblados están más enfocadas en la evacuación de su ganado, que es su principal sustento económico. “Todos vivimos de las vaquitas, de la leche. Ahora todo el pasto está lleno de ceniza”, dijo Elsa Sánchez, moradora del barrio La Libertad, en San Juan de Pastocalle.
Las autoridades señalaron que la alerta amarilla por el volcán se mantiene.