Redacción Quito
La rehabilitación de la plaza Jacinto Jijón y Caamaño ayudó a mejorar la seguridad del sector de Santa Clara, en el norte.
La plaza, ubicada en las calles Alonso de Mercadillo y pasaje Morán, está remozada. Beatriz Gualichico, moradora del sector, señaló que antes este espacio era ocupado por personas indigentes. “No eran delincuentes, pero sí gente que no tenía dónde vivir y ocupaba la plaza para dormir”. Ella recuerda que el espacio era sucio y descuidado.
La obra en el parque
Según el Fondo de Salvamento del Patrimonio, en el lugar trabajaron cinco técnicos y 20 obreros.
Como parte de los trabajos se conformó un atrio frontal para la iglesia, cambio de piso en toda la plaza y colocación de adoquines de colores.
Adicionalmente, se cambiaron los bordillos de hormigón en las jardineras, también se crearon de rampas de accesos para personas con discapacidad y tercera edad.Pero ahora el lugar está distinto. Los adoquines de colores de las caminerías llaman la atención. También hay bancas metálicas nuevas y las jardineras están podadas. El lugar fue rehabilitado por el Fondo de Salvamento del Patrimonio de Quito. Allí se invirtieron USD 270 000.
Para Fanny Salazar, vecina de Santa Clara, la regeneración que se efectuó desde hace cuatro meses fue positiva. Ella afirmó que antes no se podía caminar tranquila en este lugar. La presencia de ladrones -dijo Salazar- impedía que los moradores pudieran disfrutar del espacio verde.
Ahora, existen dos guardias que vigilan constantemente el sitio. Las luminarias también fueron renovadas. Además, se colocó un monumento en el sitio, aunque este hasta ayer conservaba un plástico de protección.
Elizabeth Riofrío estudia en la Universidad Central y anteayer fue la primera vez que visitó la plaza. Para la joven la renovación ayudó a mejorar el aspecto del barrio. “Antes este lugar era sombrío, nunca habría pensado en sentarme ni siquiera un momento, pero ahora está más bonito”.
Según el Fonsal, en el lugar se realizaron reformas geométricas en la calzada del interior y rediseño interior total del parque.
Pero para Juan Sáenz, la mejor adecuación que se realizó en el lugar fue la creación de un parqueadero que queda frente a la iglesia. El estacionamiento tiene capacidad para 18 vehículos.
María Luisa Castañeda vive en este lugar desde hace 25 años y para ella la rehabilitación de la plaza, que duró cerca de siete meses, debería ir acompañada de un componente social. “Aquí vivían personas indigentes, pero no basta con mandarlas a otro sitio, sino que se debería insertarlas a algún programa social”.